Una delegación de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en representación del gobierno y encabezada por el canciller Denis Moncada, firmó el libro de condolencias por la muerte del papa emérito Benedicto XVI, quien fue el máximo líder de la Iglesia Católica desde 2005 hasta su histórica renuncia al papado en 2013.

El canciller Denis Moncada junto a otros miembros del gabinete de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo firmaron el libro de condolencias que fue puesto a disposición del público en la sede de la Nunciatura Apostólica, situada en el suroeste de Managua.

En la Nunciatura Apostólica, la delegación de la dictadura fue recibida por el secretario de la misma, Marcel Mbaye Diouf, quien está a cargo de la sede diplomática del Vaticano en Nicaragua, desde que la dictadura de Ortega expulsó al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, en marzo del año pasado.

La expulsión de Sommertag se llevó a cabo en un contexto de roces entre Daniel Ortega y la Iglesia Católica, y que el Vaticano calificó de “injustificada” la salida del nuncio de Nicaragua. Meses después, Ortega encarceló a más de 10 sacerdotes, incluido a monseñor Rolando Álvarez, el obispo de la diócesis de Matagalpa.

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La vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega, Rosario Murillo, aseguró que la delegación que enviaron a la nunciatura fue “para ratificar la solidaridad del pueblo y gobierno de Nicaragua en este momento de tránsito del papa emérito al otro y eterno plano de vida”.

Murillo, quien junto a su esposo encabeza una dictadura que se reconoce a sí misma como “cristiana”, dijo que “ahora en Nicaragua se presenta un panorama distinto, donde hay familias de todos los credos cristianos”.

En esta semana, el Vaticano dio la despedida a Joseph Aloisius Ratzinger, quien fue el papa Benedicto XVI y que falleció el pasado sábado 31 de diciembre a los 95 años en el monasterio vaticano en el que residía desde su histórica renuncia en 2013.

Ratzinger ha sido en toda la historia el único en renunciar al papado y su funeral se llevó a cabo este jueves en la Plaza San Pedro del Vaticano, donde se hicieron presentes unas 60,000 personas, además de 400 obispos, 4,000 sacerdotes y 1,000 periodistas.