La dictadura de Daniel Ortega inauguró este jueves la “Casa de la Soberanía Miguel D´Escoto Brockmann” en el edificio expropiado donde funcionaba la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), ubicada en residencial Santo Domingo, Managua.

La inauguración estuvo a cargo de las autoridades del Consejo Nacional de Universidades (CNU), entre estas la presidenta del CNU y rectora de la UNAN-Managua, Ramona Rodríguez Pérez, y también presidió el acto el canciller Denis Moncada.

Rodríguez Pérez mencionó que la Casa de la Soberanía cuenta con un archivo gráfico y documental para realizar investigaciones.

Las oficinas de la OEA funcionaban en una casa rentada, pero el régimen Ortega Murillo procedió a expropiar ese local a través de una Declaratoria de Utilidad Pública emitida por la Procuraduría General de la República.

Según la PGR, la propiedad mide unos 296.1 metros cuadrados, y “comprende dos cuentas registrales”, “ambas inscritas en Registro de Propiedad en el departamento de Managua y que pertenecen de forma indivisa a las señoras Luz Marina Navarrete Guevara y María Auxiliadora Navarrete Guevara, conocida registralmente como María Auxiliadora Navarrete de Domson”.

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El Artículo 2 del Acuerdo señala que “todo lo relacionado a la adquisición de los derechos reales y demás derechos afectados que se deriven de la presente declaratoria de utilidad pública, se establecen a favor del Estado de Nicaragua”.

El edificio ahora se llama “Casa de la Soberanía Miguel D’Escoto Brockmann”, quien fue miembro del llamado Grupo de los 12 que apoyó al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el derrocamiento armado contra la dictadura somocista.

D’Escoto fue canciller de los sandinistas en los años ochenta y también era sacerdote, hasta que fue suspendido como tal por el papa Juan Pablo II por desobedecer la prohibición a los sacerdotes católicos de no ocupar cargos políticos.

D’Escoto fue uno de los más cercanos a Ortega hasta su muerte en 2017 y justificó la violación sexual de Ortega a su hijastra Zoilamérica Ortega Murillo. Ella misma relató en su denuncia que siendo una niña acudió al sacerdote D’Escoto en busca de apoyo cuando sufría el acoso y violaciones de Ortega, y este le respondió que ese era “su aporte a la Revolución”.