Con información de la Voz de América
Con varios préstamos bancarios y una decisión de emprender, Cristhian Fajardo logró montar un pequeño hotel en su ciudad natal de Masaya, al sur de Managua.
Comenzó en 2005 y asegura que los primeros seis años fueron “duros” para sostenerlo y obtener ganancias. Fue hasta el séptimo año que comenzó a ver resultados de su emprendimiento y comenzó a contratar a más personas.
Pero 12 años después, sus sueños se esfumaron, como literalmente ocurrió en 2018, tras el inicio de las protestas antigubernamentales.
Su hotel fue incendiado presuntamente por fuerzas de choque afines al presidente Daniel Ortega y agredieron brutalmente a un familiar suyo que se encontraba administrando el lugar.
Fajardo recientemente puso a la venta su hotel que emprendió con tanto entusiasmo para sobrevivir en Estados Unidos, país donde se exilió luego de haber salido de prisión en Nicaragua.
Algunos analistas políticos y opositores como Fajardo, comentan a la VOA que ven el futuro de Nicaragua cada vez más oscuro, todo esto agudizado aún más con las pocas condiciones electorales que Ortega, según indican, ha ido dando para celebrar un proceso transparente.
El defensor de derechos humanos y miembro del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca +, Gonzalo Carrión, quien también se encuentra en el exilio en Costa Rica, advierte que las personas que continuarán emigrando no serán porque hayan tenido algún involucramiento contra el gobierno, sino por la economía, falta de empleos y desmotivación por el panorama actual inseguridad política y económica.
El economista Luis Murillo advierte que, aunque las proyecciones de diversos organismos nacionales e internacionales apuntan un ligero crecimiento en la economía nicaragüense, el país seguirá en recesión.
Fajardo por su parte considera que no existen las condiciones para retornar a Nicaragua, aun perdiendo el poder Daniel Ortega, pues asegura que tendría que haber un proceso de desarticular a grupos armados, conocidos como “paramilitares”, que a su juicio son quienes custodian al actual mandatario sandinista.