VOZ DE AMÉRICA

El presidente Nayib Bukele volvió el miércoles al Congreso de El Salvador para rendir un informe que por ley debe dar a la nación centroamericana cada 1 de junio, y hasta cumplir su mandato, una intervención que algunos esperaban le sirviera para rendir cuentas, algo que no obstante, según analistas consultados por la Voz de América, no ocurrió.

El palacio azul, como se conoce al recinto legislativo salvadoreño, fue engalanado con alfombra roja y miembros de la Fuerza Armada y la Fuerza Naval para recibir al mandatario.

En una hora, Bukele, de 40 años, habló únicamente sobre la “guerra” que su gobierno ha debido librar contra las violentas pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18, en medio de un régimen de excepción que ya dejó más de 36.000 capturados.

Efusivo, el mandatario dijo que el país estaba a nada de terminar esa guerra, pese a las reprimendas de organismos internacionales que “antes no se interesaban por el país” y que ahora, a su criterio, se involucran con el propósito de evitar que El Salvador sirva de ”ejemplo al resto de la región”.

Las palabras del mandatario, quien cumplió tres años en el poder, calaron hondo en la opinión de académicos, abogados y defensores de derechos humanos. Así como de legisladores de partidos de oposición quienes esperaban una rendición de cuentas, como mandata la ley.