En una maniobra diplomática notable, Nicaragua formalizó el reinicio de relaciones diplomáticas con Corea del Norte, designada como “el país más aislado del mundo”. La entrega de credenciales por parte de Manuel Modesto Munguía Martínez, exconsejal de la Alcaldía de Managua, marca un hito en la política exterior del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

El martes 11 de junio de 2024, Munguía Martínez presentó oficialmente sus credenciales al director de protocolo de la Cancillería de la República Popular Democrática de Corea, siendo reconocido como embajador extraordinario y plenipotenciario de Nicaragua ante el gobierno norcoreano. Este evento llega cinco meses después de que Ortega nombrara a Munguía para este cargo el 29 de diciembre de 2023.

Las relaciones diplomáticas entre Nicaragua y Corea del Norte tienen raíces en la década de 1980, durante el primer gobierno sandinista. Sin embargo, fueron suspendidas en 1990 por la administración de Violeta Barrios de Chamorro, quien derrotó a Ortega en las elecciones. No fue sino hasta 2007, con el retorno de Ortega al poder, que se restablecieron los vínculos, aunque de manera simbólica y con pocas interacciones significativas.

La figura de Manuel Modesto Munguía Martínez se une ahora a la historia diplomática nicaragüense como sucesor del fallecido Adolfo Moncada Zepeda, el primer embajador en Corea del Norte. A pesar de su falta de experiencia diplomática, Munguía Martínez es ahora el rostro de Nicaragua en Pyongyang.

El restablecimiento de las relaciones entre estos dos países refleja una alianza basada en principios antiimperialistas y revolucionarios. Tanto Nicaragua como Corea del Norte se alinean con Rusia y otros regímenes totalitarios en su oposición a Estados Unidos y otros países occidentales. Este contexto ideológico común refuerza sus lazos, aunque no necesariamente se traduce en un esquema de cooperación económica tangible. En ese sentido, el oficialista 19 Digital, órgano de propaganda del régimen sandinista, reportó la bienvenida dada a Munguía Martínez por la administración norcoreano. Este gesto, aunque simbólico, demuestra la intención de ambos países de fortalecer sus relaciones de amistad y cooperación.

Cierre de embajada en Corea del Sur

Un aspecto relevante en esta trama diplomática es el reciente cierre de la embajada nicaragüense en Corea del Sur. El 24 de abril de 2024, el régimen de Ortega y Murillo decidió clausurar esta misión diplomática, alegando razones económicas. Sin embargo, analistas y políticos opositores sugieren que esta decisión es parte de un alineamiento estratégico con Corea del Norte, más que una simple medida de austeridad.

Arturo McFields Yescas, exembajador sandinista de Nicaragua ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), ha proporcionado una perspectiva crítica sobre esta relación. Según McFields, la relación con Corea del Norte fue prácticamente inexistente durante muchos años, a pesar de los intentos de Pyongyang por restablecerla en 2007. Ortega rechazó estas iniciativas, manteniendo una distancia considerable con el régimen de los Kim.

El reciente acercamiento y la acreditación del embajador Munguía Martínez pueden ser vistos como una señal de la desesperación y el aislamiento internacional que enfrenta el régimen de Ortega. Para McFields, este acercamiento tardío es una especie de revancha por parte de Corea del Norte, que durante seis meses no aceptó las credenciales del embajador nicaragüense, una demora inusual en la diplomacia.

La historia de relaciones frías y humillaciones mutuas agrega una capa compleja a esta alianza. Durante los años 70, la guerrilla sandinista recibió apoyo y capacitación en Corea del Norte, y figuras clave del sandinismo, como Humberto Ortega, intentaron obtener beneficios de esta cooperación, aunque con resultados limitados.

El restablecimiento de relaciones diplomáticas con Corea del Norte representa un esfuerzo del régimen sandinista por consolidar sus alianzas internacionales en un contexto de creciente aislamiento. El cierre de la embajada en Corea del Sur y la apertura en Pyongyang indican un claro realineamiento hacia gobiernos que comparten una visión antiimperialista.

La efectividad y los beneficios de esta nueva etapa en las relaciones bilaterales están por verse. No obstante, lo que queda claro es que Nicaragua, bajo el liderazgo de Ortega y Murillo, continúa navegando un camino de alianzas estratégicas que desafían las convenciones diplomáticas tradicionales y buscan apoyo en regímenes similares en términos ideológicos y políticos.