Estela 6Sentada en un sillón de madera, con su teléfono a la par y con su mirada firme hacia sus trabajadores que confeccionan prendas de vestir, así se encuentra en su taller a doña Esthela Ordoñez Narváez de Salgado, una mujer alta, de piel blanca, con tono de voz suave. En sus palabras se aprecia una mujer innovadora pensando siempre como expandir su negocio.

 

En su historia de vida  sus aspiraciones desde fueron estudiar secretariado o magisterio, pero su padre don Honorio  Narváez  Arguello, le sugirió que mejor aprendiera el oficio de costura, que le permitiría trabajar en su casa y tener mejores ingresos económicos.

 

“Motivada por la recomendación de mi padre, inicie a estudiar costura a los trece años de edad, en casa de la profesora Evangelina Navas, quien daba clases de costuras en su casa, a la par mi tía Gertrudis  Martínez me enseñó a bordar y al poco tiempo aprendí el oficio que me  conllevó al éxito, pero debo de reconocer que no fue tan fácil, viví momentos duros, difíciles, pero logre vencer todos los obstáculos”, expresa doña Esthela Ordoñez Narváez.

 

Después de aprender el oficio de costura, contrajo matrimonio con Don Leoncio Salgado Terán, (QEPD),  quien le dijo que continuara su oficio y que iba a trabajar con ella. “junto a él, mi esposo pasamos momentos duros, pero nunca disipamos en nuestros propósitos, tener un medio económico para subsistir y formar a nuestros hijos”, describe con voz firme, doña Esthela Narváez de Salgado.Estela 5

 

Cuenta doña Esthela que inicio haciendo vestidos para niñas, faldas, trajes para bautizos, entre otros,  pero era imprescindible buscar rutas de mercado. “No teníamos mucho dinero para hacer una inversión en telas para la fabricación de prendas de vestir, aunque mi esposo y yo nos desplazamos comercializando la ropa en los municipios de Malpaisillo, La Paz Centro y Nagarote, y nos trasladamos en el tren”, expresó Ordoñez Narváez de Salgado.

 

“Cuando abrimos rutas de mercado, los dueños de negocios nos pedían mosquiteros, sabanas, pantalones, guayaberas, es decir a un mercado más exigente, pero nos encontramos con la realidad que no podíamos invertir en la compra de telas porque no disponíamos de capital, pero siempre aparece un ángel en el camino y fue así como doña  Francisca Maradiaga, de mucho prestigio y reconocida por dueños de casas distribuidoras de telas, nos recomendó para que nos dieran crédito y así obtener las telas que necesitábamos para la cumplir con los encargos y las expectativas que tenía el mercado en nuestras rutas establecidas”, explico doña Esthela.

 

 

Estela 4Expresa doña Esthela que inició con tres máquinas y con la ayuda de Dios, de su esposo y de las personas que le dieron el empuje logró obtener 15-20 máquinas para la fabricación de las prendas de vestir y que le permitieron diversificar la costura.

 

“Mi esposo Leoncio fue una persona vital en el fortalecimiento de mi pequeña empresa, él, llevaba la contabilidad y se encargaba de preparar los encargos que nos hacían nuestros clientes, siempre estuvo a mi lado y en momentos difíciles, de crisis, siempre me motivaba a seguir adelante, con sus sabios consejos”, describió la microempresaria.

 

Con su esposo Leoncio procreó cinco hijos, quienes desde pequeños ayudaron al fortalecimiento del taller de costura, cada quien tenía su función y a la par estudiaban, hasta lograr profesionalizarse todos.

 

¿Cómo logró posesionarse con éxitos en el mercado nacional y fortalecer su marca, “Esthela O de Salgado”?

 

“La marca Esthela O. de Salgado y el mismo éxito de esta pequeña empresa, es producto de la perseverancia, espíritu innovador, honradez, sacrificios, dedicación y sobre todo deseos de salir adelante con mi familia”, nos respondió doña Esthela.

 

Estela 1¿Cuál fue la mejor época para el fortalecimiento de su negocio?

 

Indudablemente fue la época del algodón, que teníamos encargos de mosquiteros, pantalones para los trabajadores, demandas de camisas y de otros vestuarios, sin duda alguna, parafrasea.

 

¿Se arrepintió alguna vez de haber seguido el consejo de su padre de que estudiara costura y no así magisterio o secretariado?

 

No, porque mi padre tenía razón, imagínese cuanto estuviera recibiendo de pensión como docente y como secretaria, seguramente una miseria y con el trabajo de costurera no solo salí adelante económicamente, sino que tengo una pequeña empresa de costura que me ha permitido sobrevivir en todos los tiempos con mi familia, recalca.

 

¿A que acredita su éxito, es suerte?

 

Nada de suerte, es sacrificio, largas horas de trabajo, creatividad, trabajo de familia, apoyo de amigas que confiaron en mi persona, horas de viajes en tren, caminar a pie, horas de sol, y ahorros, a eso se debe el desarrollo de Esthela O. de Salgado, sonríe.

 

El Taller de costura “Esthela O. de Salgado” inició en la casa de la familia Ramírez Sáenz, donde alquiló,  ubicada del Teatro Municipal José de la Cruz Mena, media cuadra al sur, en ese entonces, luego  compró una casa del hospital Escuela Oscar Danilo Rosales una  y media cuadra abajo, ahí fue su vivienda y el taller de confección de ropa, nos cuenta con lucidez doña Esthela.

 

Estela 4 1El taller de doña Esthela Ordoñez Narváez de Salgado,  hoy es fuente de trabajo de muchas familias de esta ciudad de León y la marca de su empresa sigue cosechando confianza, credibilidad y responsabilidad en las empresas privadas, negocios y personas particulares que continúan haciendo encargos o comprando prendas de vestir.

 

Doña Esthela cuestiona el hecho de que INATEC, por no disponer de escuelas de costuras diversificadas, que puedan enseñar este oficio a decenas de jóvenes y que más tarde les sirva esta misma ocupación para hacerle frente a la vida, “hacen falta más escuelas de costuras”, expresa esta mujer emprendedora y personaje de la ciudad de León.

 

Finalmente doña Esthela Ordoñez de Salgado exhortó a la muchachas y muchachos a aprender el oficio de costura, es un trabajo digno, precioso, encantador y sirve como un sostén para la sobrevivencia de la familia a la vez invitó a la juventud nicaragüense al desarrollo de la creatividad, emprendedurismo y honradez para que tengamos una juventud útil a la sociedad nicaragüense.

Por Catalino Leo Cárcamo.