En la misa de ayer domingo de Resurrección, Monseñor Silvio Báez se refirió al hecho de no resignarse a sepultar la esperanza, porque Cristo Resucitado se hace presente en la noche, iluminando la oscuridad y venciendo las tinieblas.

“No nos dejemos paralizar por la oscuridad, no dejemos de buscar y esperar, el señor resucitado esta de nuestra parte asegurándonos que su victoria sobre el mal, sobre el pecado y sobre la muerte es también nuestra victoria”, agregó el clérigo.

Siempre refiriéndose al día de la resurrección de Jesús, Monseñor Silvio José Báez dijo que, Dios quita las piedras más duras contra las que se estrellan las esperanzas y las expectativas, las muerte, el pecado  y el miedo, cuando se afianza en nosotros la ideas de que todo va mal y que es inútil seguir adelante, vamos cayendo sin darnos cuenta en eso que el Papa llama, la psicología del sepulcro, si hay piedras enormes que parecen impedirnos vivir  y cambiar la historia, pero hoy sabemos que la piedra del sepulcro de Jesús fue removida, Jesús no quedó en cerrado en aquella frías paredes, la piedra que parecía insalvable fue removida, lo que parecía destinado a permanecer, frio, estático, inmóvil, ha cambiado, lo imposible hoy se ha visto posible, la vida hoy se ha visto en una tumba, por eso no hay que resignarnos nunca que las cosas no pueden cambiar.

Continúa diciendo que “María no se resigna, no se queda paralizada por el temor y la desesperanza, sino que, sostenida por su amor a Jesús, busca en la noche. Dios hace surgir la vida, hace resplandecer la luz y nos comunica una fuerza inesperada”.

Monseñor Báez manifiesta que en Cristo la luz del amor y de la vida brilla en la noche, iluminándonos en la oscuridad “Cristo ha resucitado y quiere iluminar nuestras noches, que a veces son largas y dolorosas. No nos dejemos paralizar por la oscuridad, no dejemos de buscar y esperar. El Señor Resucitado está de nuestra parte, asegurándonos que su victoria sobre el mal, el pecado y la muerte, es también nuestra victoria”.

También llamó a los creyentes a no dar lugar a las rivalidades y arribismos que destruyen “Ya hemos sufrido mucho a causa de egoísmos estériles y confrontaciones inútiles que han hecho de la convivencia social una grotesca competencia. Necesitamos personas y grupos que corran sin ponerse zancadillas ni descalificarse unos a otros. No hay que correr para llegar primero y acaparar aplausos y privilegios, sino para construir entre todos una convivencia nueva basada en la fraternidad, la paz y la justicia”.

El religioso recalcó que cuando nos dejamos invadir por el amor, las grandes piedras, que sepultan la esperanza y ahogan el amor, son removidas.