En el pintoresco pueblo de San Juan de Oriente, situado en la región del Pacífico de Nicaragua, a menos de 40 kilómetros de Managua, una tradición de más de cuatro siglos cobra vida cada 24 de junio. Conocida como “Los Chinegros”, esta festividad combina rituales religiosos y actos de devoción con una muestra de violencia ritualizada que ha perdurado a través del tiempo. La festividad rinde homenaje a San Juan Bautista, el santo patrono del pueblo, mediante combates con látigos elaborados a partir del pene disecado de un toro, conocidos localmente como “chilillos”.

La celebración de “Los Chinegros” es un evento comunitario que trasciende las barreras de edad, género y parentesco. Los devotos se congregan en una gran rueda formada por espectadores, en cuyo centro se baten en duelo con los mencionados látigos. Estos combates no son meramente exhibiciones de fuerza bruta; son una forma de pagar promesas y agradecer favores concedidos por San Juan Bautista, reflejando una mezcla única de fe y tradición cultural.

Orígenes y transformaciones de una tradición ancestral

El origen de esta singular festividad se remonta a la época precolombina, aunque con la llegada de los colonizadores y esclavos africanos a la región, la práctica fue modificada y adquirió nuevas dimensiones. Según los historiadores, la denominación “chinegros” tiene sus raíces en la influencia africana, un legado que ha perdurado y se ha adaptado a lo largo de los siglos.

En 2019, la tradición de “Los Chinegros” fue declarada “Patrimonio Inmaterial Municipal de San Juan de Oriente”, un reconocimiento a su valor cultural y a su importancia en la identidad del pueblo. La festividad no solo es una manifestación de fe, sino también un símbolo de la rica herencia cultural de San Juan de Oriente.

Aunque la naturaleza de “Los Chinegros” puede parecer brutal a simple vista, los combates siguen un código de honor y reglas no escritas que todos los participantes deben respetar. Está prohibido golpear el rostro o la zona debajo de la cintura, y los contendientes deben detenerse si uno de ellos abandona la posición de ataque. Los espectadores, que juegan un papel crucial en la vigilancia del cumplimiento de estas normas, interrumpen el combate si alguna regla es violada.

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"Los Chinegros": una tradición centenaria de devoción y latigazos en San Juan de Oriente 2

La habilidad en el manejo del látigo, la rapidez y la técnica son factores determinantes en estos duelos. Según la experiencia documentada por la agencia EFE, los zurdos a menudo tienen una ventaja en estos enfrentamientos, añadiendo una capa más de complejidad y estrategia a la tradición.

Devoción y comunión comunitaria

A pesar de la violencia inherente a los combates, los participantes y la comunidad en general no perciben “Los Chinegros” como un acto de agresión, sino como una expresión de amor y devoción a San Juan Bautista. Julio César Potosme, un devoto con más de 20 años participando en esta tradición, enfatiza que para los sanjuanenses, esta práctica es una celebración de su fe y de su santo patrón.

En un ambiente festivo, la comunidad se reúne no solo para los combates, sino también para acompañar la imagen de San Juan Bautista en un recorrido por las calles principales del pueblo. Sin embargo, este año, debido a restricciones policiales que prohíben las procesiones religiosas, la imagen del santo permaneció en la iglesia homónima. A pesar de estas restricciones, la festividad continuó con una homilía presidida por el cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, seguida de los combates tradicionales en el atrio de la iglesia.

Más allá de la violencia

En el contexto de “Los Chinegros”, la violencia ritualizada no es un fin en sí mismo, sino un medio para mantener viva una tradición centenaria que une a la comunidad. Los latigazos, a pesar de su dureza, son una forma de exorcizar tensiones y limar asperezas entre los participantes, sin que haya un vencedor o un derrotado. No hay apuestas ni recompensas, solo la satisfacción de honrar a San Juan Bautista y de preservar una costumbre que define la identidad de San Juan de Oriente.

La festividad de “Los Chinegros” es, en última instancia, una manifestación del sincretismo cultural y religioso que caracteriza a muchas comunidades en América Latina, donde las prácticas ancestrales se entrelazan con las influencias coloniales y la devoción cristiana. En San Juan de Oriente, cada latigazo es un testimonio de fe, tradición y resiliencia comunitaria.