Realizó más de 1,000 partos sin que ningún niño se le muriera.

Por José Luis Ramírez

En una silla de madera y acompañada de sus hijos, hijas, nietos, bisnietos y tataranietos encontramos a María del Pilar Mercado Núñez, de 100 años, la que nació un 12 de octubre de 1917, en el barrio indígena de Sutiava.

En una entrevista que se le realizó a  Mercado Núñez, dijo que sus progenitores fueron, María Dolores Mercado Moya y Natividad Núñez, mientras que su esposo fue José Alberto Martínez Gavarrete,  el cual ya tiene 27 años de fallecido y con el quien procreó cincos hijos.

Mamá María, a como se le dice cariñosamente, nos confesó que tiene 25 nietos, 47 bisnietos y 20 tataranietos. Dijo sentirse feliz con la vida, con Dios y con su familia por estar cumpliendo 100 años de vida y agregó sentirse optimista ya que cree que ha cumplido la misión que Dios le dio de traer vidas al mundo y de haber sacado adelante a su familia a pesar de la pobreza en que viven.

Algo que mantiene triste a esta gran mujer leonesa de pura cepa, es que ningún gobierno ni municipal ni nacional le ha dado algún reconocimiento, pero manifiesta estar feliz por la labor que ha hecho en Sutiava y demás municipios de donde la llegaban a buscar  mujeres pobres para que les ayudara a tener a sus hijos y eso es lo más importante “ayudar al prójimo”, afirma.

Doña María empezó a trabajar, a los 18 años, como doméstica en la clínica de los doctores Gonzálo Taboada, José Evenor Taboada y Carlos Irigoyen en Managua “y fue cuando ve vine a León nuevamente y empezó a ver cómo los galenos realizaban operaciones y atendían partos”, relata.

En medio de esa relación con los galenos fue cuando le dijo a uno de ellos que quería estudiar; “entregándome uno de los doctores  un libro de medicina y diciéndome además el doctor  que en ese libro  estaba la respuesta que ellos estudiaban para obtener solamente  un título pero que el verdadero trabajo estaba en la práctica y voluntad de la persona”.

El primer parto que atendió la sutiaVeña fue a los 24 años.

Cuenta también mamá María, que ella tuvo a sus cincos hijos sin ayuda de médicos y que también ayudó a que nacieran sus 25 nietos que hoy en día la acompañan y que se siente feliz porque le agradecen que los hay traído al mundo.

En Sutiava Sur y en gran parte de ese pueblo indígena Mamá María es querida y respetada y es hasta hoy que la directiva de la comunidad sutiaveña está preparando una actividad grande para declararla hija dilecta del barrio indígena.

También pudimos observar en casa de la partera de Sutiava que todavía conserva algunos diplomas e instrumentos que ella utilizaba  para realizar los partos de las mujeres que llegaban a buscarla de Guadalupe, Sutiava,  San Felipe, La Arrocera, San Carlos, la Ermita de Dolores, San Jerónimo y de distintas comunidades. “A veces tenía que salir a medianoche y me tenía que vestir de blanco, agarraba mi botiquín y llegaba al lugar donde realizaba mi misión que era salvar a una criatura; también realicé varios partos en mi casa con mucho éxitos”, dijo Mamá María.

Actualmente aquellas manos de ángel que le dieron fama y prestigio a la comunidad de Sutiava y algunos municipios son ahora dos manos de nervios, arrugadas y venosa por los años, las cuales se sostienen con dificultad de su bastón, pero una de las hijas de dijo que a sus 100 años todavía llegan mujeres adultas y jóvenes a buscarla para que las atienda.

“Es  extraordinario todavía que mi madre de atenciones como sobadora, la que empieza diciéndole a las mujeres que se acuesten y que le dejen la parte expuesta donde ellas tienen dolores procediendo mamá María a calentarse sus manos y se embadurna con ungüento y empieza la viejita a recorrer con sus manos los músculos, primero lo hace de manera suave, acariciándolo para tantear, luego presiona dobla y desdobla sus dedos de acordeón, da fuertes apretones que hacen retroceder a la que está acostada y de esa manera logra que el niño se acomode ya que muchos niños al estar en la barriga están volteados y Mamá María logra que esa mujeres no sufran una cesárea”, cuenta la hija.

“Es bonito salvar a un niño pero mi madre ya está cansada, pero a pesar de eso nos sentimos alegres por tener a nuestra madre viva”, dijo Teresa del Socorro Martínez Mercado, hija de Mamá María.