Al margen del contexto sociopolítico que atraviesa Nicaragua desde hace 21 meses, la manifestación de ciudadanos en el municipio de Chichigalpa, departamento de Chinandega, el domingo 26 de enero por el asesinato de la joven Josseling Catalina Pineda Romero de 17 años, es una muestra del repudio por la sociedad nicaragüense a la violencia que viven las mujeres.

En el inicio de este 2020 las cifras de femicidios (6) superan las registradas en enero del pasado año, lo que genera alarma en una sociedad sometida a la violencia gubernamental que desconoce políticas y acciones para proteger la vida de las mujeres.

La falta de políticas de acción se ve reflejada en la perspectiva que asume la institución del orden público, la policía nacional, que tipifica el femicidio en Chichigalpa como asesinato y robo con intimidación, de parte del victimario de Joseling Pineda, José Martin Ocampo Aburto de 36 años.

María Eugenia Delgadillo, psicóloga en la Asociación de Mujeres AXAYACATL en la ciudad de Masaya, contradice la versión de la policía de Nicaragua sobre el caso de la joven de Chichigalpa. “Es un femicidio en el ámbito público. Nos matan por ser mujeres, además de robarnos nos violan”, sostiene la especialista.

Adolescente
Josseling Catalina Pineda Romero se bachilleró el año pasado. Foto tomada de Facebook.

Los femicidios a Ruth Acevedo (22) el 19 de enero en Carazo y Josseling Pineda (17) el 25 de enero en Chichigalpa, reflejan el estado de inseguridad que viven las mujeres en sus hogares y la vía pública.

Ausencia de la policía

Consultada por Radio Darío acerca del rol que juega la policía nacional para garantizar la seguridad de los nicaragüenses, la socióloga e investigadora Elvira Cuadra, explica que la institución policial se ha prestado a dedicar sus esfuerzos y actividades en función de contener las movilizaciones o protestas ciudadanas.

“En Nicaragua, luego de las movilizaciones ciudadanas registradas en 2018, hubo un incremento de la inseguridad ciudadana porque la policía dejó sus funciones naturales”, opina el experto en temas de seguridad Roberto Orozco.

Las declaraciones de Cuadra y Orozco coinciden con el actuar ineficaz de la policía en Nicaragua. En 2019 de acuerdo al observatorio de Católicas por el Derecho a Decidir, 63 mujeres fueron asesinadas en Nicaragua, 31 femicidas permanecen en libertad, sin avances en cada uno de los casos, lo que pone en riesgo la vida de otras mujeres.

Responsabilidades del estado

Aunque el agresor de las mujeres puede estar en cualquier lugar, la especialista de la Asociación de Mujeres AXAYACATL, considera que el femicidio en contra de Josseling Pineda pudo evitarse, si las autoridades (policía) hubiesen negado el permiso a José Martin Ocampo Aburto de conducir un transporte público, por sus antecedentes delictivos de violación y tráfico de drogas.

María Eugenia Delgadillo, recalca que el gobierno debe reabrir las comisarías de la mujer, niñez y adolescencia, debido a que en las estaciones policiales las denuncias de las mujeres por violencia de género “no son una prioridad y los agresores transmiten a las víctimas que nadie les va a ayudar”.

Delgadillo reflexiona que es importante que el estado de Nicaragua considere albergues o centros de refugio para la mujer, cuando decide exponer y denunciar a su agresor. Luego de las denuncias el agresor toma represalias para acabar con la vida de la dama.

Por su parte, Martha Flores, encargada del monitoreo de violencia contra las mujeres de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, manifestó a la plataforma digital Artículo 66 sobre los grados de impunidad que; “el agresor tiene oportunidad por los grados de impunidad que están aumentando, más porque no hay una investigación exacta de cada caso”.

En una década

De acuerdo a Católicas por el Derecho a Decidir (2019) más de 480 niñas y niños han quedado huérfanos en la última década por el registro de 630 femicidios.

“La violencia de género no es un problema privado o de parejas”, critica María Eugenia Delgadillo. La violencia hacia las mujeres es un problemas de todos. La sociedad nicaragüense debe destruir el sistema patriarcal en el que se priva de la vida a las mujeres, dejando en la impunidad la mayoría de los crímenes. Prevenir y denunciar la violencia es responsabilidad de todos.