Desde la llegada al poder en Nicaragua del presidente Daniel Ortega en 2007 a la fecha casi se duplicó la cifra de oficiales que conforman las filas de la Policía Nacional, según datos oficiales publicados en los Anuarios Estadísticos de la institución.

Sin embargo, la percepción ciudadana de seguridad disminuyó, de acuerdo a los analistas consultados, quienes argumentan que las fuerzas policiales han sido utilizadas con el único fin de afianzar el poder de Ortega. Actualmente la institución está catalogada como “el brazo represor” del gobierno y el funcionario al frente del organismo está sancionado por Estados Unidos.

Cuando Ortega asumió el poder en 2007, los miembros de la Policía Nacional eran de apenas 9.290 personas. Trece años después, en 2020, la cifra aumentó a 16.909 integrantes.

“El aumento de efectivos policiales se deben a actos de persecución política, pero también de espionaje y asedio a la población nicaragüense”, explicó a la Voz de América el abogado Braulio Abarca, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.