Tras el cierre de varias organizaciones no gubernamentales (ONG) en Nicaragua, mujeres emprendedoras de las zonas rurales de Boaco, Camoapa y Teustepe tuvieron que descontinuar el programa de inversión y fortalecimiento económico para sus negocios. Este proyecto, que facilitaban dos organizaciones a las que les fue suspendida su personería jurídica, consistía en el apoyo con insumos y materiales para ampliar sus emprendimientos. En ocasiones, el aporte también era económico, entregando cinco mil córdobas a cada mujer con el compromiso de invertirlos sin tener que devolverlos ni pagar intereses, según indicó a este medio una de las técnicas que trabajó con el grupo y que prefirió el anonimato.

“Las mujeres decidieron por iniciativa propia asumir un interés del 10 % a pagarse en seis meses, y con eso apoyar a otra mujer que estuviera emprendiendo y lo necesitara”, explicó la técnica.

Otra trabajadora de la organización contó que al inicio del proceso se seleccionaron 20 mujeres, y al momento del cierre forzoso de ambas organizaciones había más de 30 emprendedoras participando, quienes quedaron en el aire.

A través de este programa, las mujeres realizaban un período de capacitaciones sobre autoestima, temas psicosociales, empoderamiento económico, manejo básico de contabilidad y elaboración de su propio plan de negocio. A partir de esta iniciativa, identificaban con qué recursos contaban y qué les limitaba para que su negocio funcionara, continuó una de las consultadas.

El proyecto tenía una duración de dos años, y los emprendimientos abarcaban desde venta de ropa en línea, artesanías, ganadería y agricultura. Las participantes tenían entre 20 y 60 años de edad. Antes del cierre de las dos organizaciones, se logró entregar un segundo desembolso, pero no se pudo continuar con el monitoreo del proyecto y ver cuánto habían avanzado los emprendimientos de cada mujer.

Los emprendimientos se mantienen a pesar del ahogo económico

“Juanita”, nombre ficticio para proteger su anonimato, es una de las participantes del proyecto de fortalecimiento económico. Ella tiene un emprendimiento de venta de ropa y zapatos nuevos, y asegura que gracias a las capacitaciones y financiamiento recibido por la ONG, sumado a muchos esfuerzos propios, ha podido incrementar su capital y tener un orden en la contabilidad de su negocio. Lamentó que el cierre de las ONG les perjudicó, ya que antes experimentaban mucho progreso y ahora no podían contar con estas organizaciones para seguir creciendo.

“Es muy importante que las mujeres tengan fuentes de ingresos y así disponer de su propio dinero. Desde que la organización cerró, no he recibido ni financiamiento de otro lado ni capacitación, pero tengo que seguir adelante y mantener mi emprendimiento ya que mis dos hijas dependen de este trabajo”, sostiene Juanita.

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Mujeres rurales de Nicaragua, entre las más perjudicadas por cierre de organizaciones 2

Por otro lado, “Andrea”, una lideresa comunitaria de Camoapa que también recibió apoyo económico, a quien llamaremos así por su seguridad, comenta que cuando el proyecto inició ya contaba con su emprendimiento de venta de miel de abeja, pero le faltaba el conocimiento técnico y económico para ordenar sus finanzas. Andrea indica que las ONG que las apoyaban en el financiamiento, capacitación técnica y fortalecimiento personal también les proporcionaban materiales para divulgar sus productos y darse a conocer.

A pesar de los obstáculos, esta líder comunitaria continúa con su emprendimiento y asegura que cuando el proyecto fue suspendido, estaba en el proceso de etiquetar el producto para lograr personalizarlo y quedó pendiente en concluir su plan de negocio.

“He retrocedido un poco ya que últimamente no tengo capacidad de adquirir la cantidad de miel que antes era capaz de acceder, pero sigo con mi emprendimiento y, aunque no he podido avanzar en mi plan de negocio, llevo un cuaderno contable”, añadió Andrea.

Pocos programas para mujeres emprendedoras

Andrea y Juanita coinciden en que después del cierre del proyecto no han tenido otro tipo de financiamiento, pero conocen programas y plataformas gubernamentales de las cuales desconocen si ofrecen capacitaciones para crear capacidades y habilidades de producción y comercialización.

Algunas mujeres consultadas expresaron que Usura Cero y Nicaragua Diseña son parte de los programas del gobierno, y que han sido visitadas por trabajadores del Estado para que ofrezcan sus productos en estos espacios gubernamentales, pero tienen que expresarse bien del gobierno y callar en otros temas. Algunas mujeres se han visto en la necesidad de aceptar, pero otras prefieren buscar alternativas y mantenerse alejadas de los programas estatales para no verse comprometidas.

“Tenemos que subsistir y salir adelante porque la economía está muy difícil y cada quien tiene que buscar cómo comer”, lamentó una de las mujeres consultadas.

Cada día la dictadura sandinista vulnera los derechos de las mujeres

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha ordenado el cierre de casi dos mil organizaciones desde 2018 hasta septiembre de 2022, en su mayoría trabajan con sectores vulnerables de la población. Para cancelar la mayoría de las organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro, el régimen continúa utilizando el argumento de “incumplimiento” de la Ley de Regulación y Control de Organizaciones Sin Fines de Lucro.

Durante mayo, la dictadura sandinista cerró 15 ONG, sumando más de 3,600 organizaciones de este tipo disueltas tras las protestas populares que estallaron en abril de 2018. Algunos diputados sandinistas, como Filiberto Rodríguez, han dicho que las ONG afectadas utilizaron recursos de las donaciones que recibían para intentar derrocar al presidente Daniel Ortega en las manifestaciones de hace seis años. Los sandinistas también han argumentado que la ilegalización de esas ONG forma parte de un proceso de ordenamiento debido a que no todas las 7,227 que estaban registradas en Nicaragua hasta 2018 estaban operando.