Los indicadores monetarios de Nicaragua a lo largo de 2024 revelan una economía en movimiento, con un crecimiento sostenido en las principales variables. A través de la información proporcionada por el Banco Central de Nicaragua (BCN), se evidencia cómo la gestión monetaria ha mantenido la estabilidad financiera y ha impulsado la expansión de agregados clave, a pesar de ciertos desafíos externos e internos.

Ese análisis toma en cuenta datos recientes, particularmente de agosto y el segundo trimestre del año, y permite evaluar tanto la solidez como los retos que enfrenta la economía nicaragüense en un contexto de incertidumbre internacional.

Aumento “sostenido” en las Reservas Internacionales Brutas

Uno de los puntos más resaltantes es el incremento constante de las Reservas Internacionales Brutas (RIB), que en agosto de 2024 alcanzaron los 5,988.7 millones de dólares. Este aumento, equivalente a 85.7 millones de dólares adicionales durante el mes, se debió principalmente a las compras netas de divisas por parte del BCN y la entrada de recursos externos destinados al Sector Público No Financiero.

La importancia de las RIB radica en que proporcionan una cobertura sólida a la base monetaria, situándose en 3.6 veces, lo que indica una posición favorable para enfrentar potenciales desequilibrios cambiarios o choques externos.

Además, la estabilidad de la brecha cambiaria en un promedio de 0.40 % refleja un control efectivo sobre la volatilidad del tipo de cambio. Esto es crucial en un país donde la dolarización de facto tiene una gran influencia sobre la economía.

La capacidad de mantener reservas robustas permite al Banco Central cumplir con su objetivo de preservar la estabilidad del sistema financiero y garantizar la liquidez necesaria en moneda extranjera.

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Crecimiento de los agregados monetarios

En cuanto a los agregados monetarios, el numerario creció un 16.2 % interanual, y los depósitos del público lo hicieron en un 11.2 %, reflejando una confianza en el sistema financiero. El agregado monetario más amplio (M3), que incluye no solo el efectivo en circulación sino también los depósitos bancarios, registró un aumento interanual del 11.9 %.

Estos indicadores muestran que la liquidez en la economía sigue expandiéndose, lo que puede favorecer la inversión y el consumo en el mediano plazo. Aunque el contexto político e institucional en Nicaragua “va de mal en peor, y eso los inversores lo ven”, según un analista consultado por Darío Medios Internacional.

No obstante, en términos intermensuales, la base monetaria experimentó una contracción debido a las operaciones del Gobierno Central y a la colocación neta de títulos del BCN. Esta contracción, aunque temporal, refleja los ajustes del BCN para mantener bajo control la expansión de la liquidez, de modo que no se convierta en un factor inflacionario descontrolado.

Instrumentos de política monetaria y expansión de liquidez

En términos de instrumentos de política monetaria, el BCN continuó su gestión de la liquidez estructural a través de las Letras en moneda nacional, cuya demanda se mantuvo. Sin embargo, se observó una reducción en la demanda de Reportos Monetarios. Esta gestión dio como resultado una expansión neta de liquidez de 358.4 millones de córdobas, principalmente por la reducción del encaje legal en moneda nacional.

En contraste, los instrumentos en moneda extranjera reflejaron una absorción neta de 35.2 millones de dólares, también explicada por el aumento del encaje legal en esa divisa.

Este manejo dual de los instrumentos monetarios demuestra la capacidad del BCN para ajustar la liquidez en función de las condiciones internas y las necesidades del mercado, contribuyendo a una estabilidad que es vital en un entorno de crecientes desafíos internacionales, como las presiones inflacionarias globales y la incertidumbre en los mercados financieros.

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Ovidio Reyes, presidente del Banco Central de Nicaragua | Fotografía cortesía

Por otro lado, el Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua también mostró señales de crecimiento sostenido, con un aumento interanual del 4.4 % en el segundo trimestre de 2024. Este ritmo de expansión estuvo impulsado por actividades clave como la electricidad, minas y canteras, hoteles y restaurantes, y el comercio, todas ellas con crecimientos superiores al 7 %.

Estos sectores, particularmente los relacionados con la explotación de recursos naturales y la energía, reflejan la diversificación de la economía nicaragüense, lo cual es positivo de cara a fortalecer su base productiva.

Sin embargo, es importante destacar que la demanda interna fue el principal motor del crecimiento, con aumentos significativos en el consumo (6 %) y la inversión fija (6.5 %). En contraste, la demanda externa neta sufrió una caída, con una disminución en las exportaciones de bienes y servicios (-1.7 %) y un incremento en las importaciones (8.7 %).

Ese desequilibrio en el comercio exterior pone de relieve una vulnerabilidad estructural: Nicaragua sigue dependiendo en gran medida de factores externos para sostener su crecimiento, lo cual puede convertirse en un reto si las condiciones internacionales se deterioran o si se presentan barreras comerciales imprevistas.

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Sistema de pagos: mayor dinamismo y digitalización

Por otro lado, el informe del BCN sobre los sistemas y servicios de pagos correspondiente al segundo trimestre de 2024 reveló un crecimiento en el volumen y valor de las transacciones, tanto en operaciones presenciales como no presenciales. Esto destaca un avance en la digitalización de la economía, impulsado por el aumento en el uso de instrumentos de pago electrónicos como tarjetas y dinero digital.

El aumento del 17.6 % en el número de operaciones a través de estos medios y el crecimiento de 13.3 % en el efectivo en circulación, señalan una mayor integración financiera en la población nicaragüense, lo que es un paso positivo hacia una mayor inclusión financiera y modernización de la infraestructura de pagos.