La crisis política, los altos precios de la canasta básica y los bajos salarios mínimos son parte del alto costo de la vida en Nicaragua. A esto se suma el costo de la energía eléctrica, que cada día se incrementa.

Doña Martha, nombre ficticio para referirnos a una pobladora de Managua, salió de su casa a las 7 de la mañana hacia las oficinas de DisNorte-DisSur. Esperaba ser de las primeras en ser atendida, pero llegó para reclamar el recibo de mayo, que ascendía a 3,000 córdobas. En abril su consumo fue de 500 córdobas, lo que representa un incremento de más del 100 %.

“¿Cómo va a creer que en abril mi recibo llegó de 500 córdobas y el de mayo con esa barbaridad de 3,000? Veré qué resuelvo, pero eso no lo voy a pagar. Esto es cansado. Salí a las 7 de la mañana y son las 10, y no me han atendido. Soy la número 50 y ni siquiera he logrado entrar”, dijo esta fuente.

Doña Martha no es la única afectada. Juan, otro poblador, manifestó que su recibo también llegó alterado y lo puso en reclamo. En primera instancia le indicaron que ese era su consumo real, y ahora va a segunda instancia para lograr que le bajen la factura de energía.

“Mire, yo tengo una semana viniendo. En abril, el recibo llegó de 1,000 córdobas, que es nuestro promedio mensual, pues vivimos cuatro personas: mi esposa, mis dos hijos y yo. Solo tenemos un refrigerador, un televisor, dos ventiladores y la lavadora, que no usamos todos los días. Todo ha subido, pero esto es una barbaridad. En mayo me llegó de 4,000 córdobas. No podemos pagar eso. Mi esposa gana 9,000 córdobas, casi su quincena se va en el pago de energía. No lo veo justo. Ahora voy a la segunda instancia con una carta de reclamo y la resolución de la primera instancia, que dice que la lectura es correcta. Si no me resuelven, me voy a la tercera,” indicó el poblador visiblemente molesto.

Población con las manos atadas

Leonardo, un joven capitalino del distrito cuatro de Managua, salió molesto de las oficinas de DisNorte-DisSur, aseverando que perdió tiempo y no le resolvieron nada.

“El que anda aquí es porque no tiene dinero para pagar estos recibos tan altos, que cada mes se incrementan más. Vine a reclamar un recibo y después de dos semanas me dicen que eso es lo que tengo que pagar. Al ver que no pude hacer nada, les dije que quería hacer un arreglo de pago, y me dijeron que por un recibo no hacen arreglos. Luego les pedí una prórroga y me dijeron que tenía que pagar la mitad del recibo. Al final, uno viene acá a dejar dinero y no le resuelven nada.”

En Nicaragua, los consumidores estamos con las manos atadas, primero porque no hay nadie que nos defienda ante tantos abusos con los recibos de servicios básicos, y segundo porque esto es parte de las acciones recaudatorias que sigue ejecutando el gobierno de Nicaragua, expresó un experto en temas energéticos que prefirió el anonimato.

“Por ejemplo, en el caso de la energía eléctrica, los recibos todos los meses vienen alterados y si vas a las oficinas de DisNorte, encuentras grandes filas de gente reclamando porque los recibos vienen alterados. Ellos lo llaman de alto consumo. Cuando reconocen el error, no te resarcen las grandes cantidades de dinero que uno ha pagado, solo te dicen que van a mandar a inspeccionar sin realmente resolver.”

Ciudadanía paga caprichos presidenciales

El consultado manifestó que la población no debe olvidar que estamos pagando los mal llamados árboles de la vida, que son las estructuras metálicas iluminadas todas las noches, inventadas por Rosario Murillo. Así, en diferentes ciudades hay bombillas e iluminaciones innecesarias que incluso permanecen encendidas todo el día y la noche, como es el caso de la ciudad de Masaya.

“Nosotros pagamos todos los caprichos y bacanales que hace el gobierno en diciembre y las fiestas donde se consume demasiada energía. ¿Quiénes pagan eso? Por eso nosotros pagamos los platos rotos a través de las alteraciones de las tarifas de energía,” finalizó el especialista.