William Grisby : De Crítico a vocero de la dictadura
Grisby promulgaba reformas a las estructuras internas del Frente Sandinista y no dudaba en cuestionar abiertamente a Daniel Ortega y Rosario Murillo. Esta postura le valió la animadversión de Murillo, una fractura que, a pesar de su posterior alineamiento, nunca cicatrizó por completo. Aún hoy, a Grigsby se le mantiene apartado de la órbita cercana de la vicepresidenta, quizás por aquella vieja herida que dejó al descalificar los Consejos del Poder Ciudadano (CPC), un invento de Murillo para ejercer control sobre la ciudadanía desde cada barrio.
ESCENARIO NACIONALNACIÓN
Darío Medios
7/14/20253 min read


En la oficialista Radio La Primerísima está es cuartel de William Grigsby Vado, el "Chele" Grigsby, un hombre de 67 años cuya trayectoria es un espejo de las contradicciones y reconfiguraciones del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Los inicios de Grigsby en el FSLN se remontan a su juventud, donde se dedicaba a llevar mensajes clandestinos entre los nacientes grupos sandinistas, un papel discreto pero fundamental. Tras el derrocamiento de Anastasio Somoza Debayle, Grigsby se integró de lleno al aparato de propaganda sandinista.
Luego se convirtió en una voz crítica dentro de sus propias filas, y ahora se ha transformado en uno de los más feroces voceros de la dictadura, un giro que desafía la comprensión y que obliga a preguntarse ¿qué lo hizo cambiar?
Su programa, "Sin Fronteras", transmitido por Radio La Primerísima y amplificado a través de YouTube, se convirtió en una tribuna desde la cual despotricaba sin piedad contra periodistas independientes, opositores y sacerdotes, cualquiera que osara desafiar el relato oficial.
Sus insultos, falacias y amenazas eran su moneda de cambio, forjando una reputación de virulencia que lo catapultó a un lugar preponderante entre los propagandistas sandinistas.
Sin embargo, la historia de Grigsby no siempre fue la de un perro guardián incondicional. Muchos años antes de que el sandinismo recuperara el poder en 2007, su voz dentro del FSLN era la de un crítico incisivo.
Promulgaba reformas a las estructuras internas del Frente Sandinista y no dudaba en cuestionar abiertamente a Daniel Ortega y Rosario Murillo. Esta postura le valió la animadversión de Murillo, una fractura que, a pesar de su posterior alineamiento, nunca cicatrizó por completo. Aún hoy, a Grigsby se le mantiene apartado de la órbita cercana de la vicepresidenta, quizás por aquella vieja herida que dejó al descalificar los Consejos del Poder Ciudadano (CPC), un invento de Murillo para ejercer control sobre la ciudadanía desde cada barrio.
Grigsby, quien hoy descalifica a las organizaciones defensoras de derechos humanos, paradójicamente, alguna vez buscó su amparo. En 2004, acudió al Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), ahora ilegalizado, para denunciar que había sido perseguido por un vehículo, insinuando ser blanco de un atentado.
En ese mismo año, Grigsby hizo sonar las alarmas sobre el asesinato del radialista Carlos Guadamuz, acribillado en circunstancias turbias. Aunque el autor material fue capturado, Grigsby hizo resonar la inquietante pregunta sobre el autor intelectual, una sombra que siempre se ha cernido sobre su propia figura, como si él mismo supiera demasiado.
Declive hacia la lealtad
En 2007, con Ortega nuevamente en la presidencia, Grigsby ofreció una conferencia, registrada por la revista Envío, donde calificó a las estructuras del CPC como "parasitarias". Sus cuestionamientos de las decisiones de los dictadores, los fines de creación de los Consejos del Poder Ciudadano, fueron algunas de sus últimas críticas abiertas.
Poco a poco, su voz disidente iría en declive a medida que Ortega consolidaba su poder. Algunos conocidos lo reconocen como una persona inteligente, pero muy volátil, ahora agresivo y hasta se ha ganado adjetivos como "rastrero".
A pesar de la extinción de su espíritu crítico, Grigsby mantuvo durante los primeros años del nuevo gobierno de Ortega una cierta independencia. Radio La Primerísima, bajo su dirección, permitió la transmisión de programas como Onda Local, que demandaban cuentas a gobiernos municipales, y Doble Play. Sin embargo, esta relativa autonomía se desvaneció con el tiempo.
El 23 de abril de 2018, apenas seis días antes de las protestas masivas contra Ortega y Murillo, Grigsby compareció en el programa "A los 4 Vientos" y reconoció el "terror" sembrado por la Juventud Sandinista con la paliza infligida a jóvenes manifestantes en Camino de Oriente. Este reconocimiento, sin embargo, sería uno de sus últimos atisbos de objetividad.
Un experto en agitación
Después del 2018 Grisby se replanteó dónde debía quedarse, entonces, se dedicó a atacar sin tregua a la Iglesia, periodistas y empresarios. En los últimos episodios de su programa, antes de su reciente salida del aire en septiembre de 2023, el principal blanco de sus ataques eran los Estados Unidos.
William Grigsby, experto en agitación política nunca ha dejado entrever las razones de su declive que en el ámbito público son desconocidas, Grigsby es un ejemplo de lealtades complejas, de la maleabilidad de la convicción y del precio que se paga o apaga la voz.
