Grigsby confirma el cierre de Sin Fronteras: se apaga una de las voces más feroces del oficialismo
El operador político y director de Radio "La Primerísima", William Grigsby admite el fin de su programa radial tras años de servir como altavoz del régimen Ortega-Murillo.
ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA
DaríoMedios internacional
10/27/20252 min read


El fin de una era propagandística
El operador político sandinista William Grigsby Vado, confirmó el cierre definitivo de su programa "Sin Fronteras", transmitido durante años por Radio La Primerísima, emisora que él mismo dirige y que fungió como uno de los principales brazos mediáticos del régimen Ortega-Murillo.
El anuncio tomó por sorpresa tanto a su audiencia como al diputado oficialista Moisés Absalón Pastora, quien durante una entrevista televisiva lo presentó erróneamente como “director del programa Sin Fronteras que se transmite todos los miércoles”. Grigsby, visiblemente incómodo, interrumpió para aclarar con tono seco: “Ya no se transmite”.
Silencio forzado y razones ocultas
No se trata de una pausa temporal ni de vacaciones. El cierre es definitivo, y las razones permanecen bajo un manto de silencio.
Grigsby evitó explicar las razones del cierre, pero su tono dejó claro que la decisión no fue voluntaria. Si realmente hubiera sido una pausa planificada, la habría justificado con la misma vehemencia con la que suele defender sus posturas en cada transmisión. Su silencio, esta vez, dice más que cualquier discurso.
El último programa disponible de Sin Fronteras en YouTube data del 10 de septiembre de 2025. Desde entonces, el micrófono de Grigsby ha permanecido apagado, un hecho que para muchos dentro del sandinismo representa una orden directa disfrazada de discreción.
De crítico a vocero del régimen
Durante más de una década, Sin Fronteras fue una tribuna política cambiante. En sus primeros años, Grigsby llegó a cuestionar algunas decisiones del Frente Sandinista, pero tras la rebelión cívica de 2018, el operador decidió alinear totalmente su discurso con el régimen, convirtiéndose en una pieza clave de la maquinaria mediática oficial.
Desde ese micrófono, atacó con dureza a periodistas independientes, defensores de derechos humanos y líderes religiosos. Su lenguaje agresivo y misógino se convirtió en su sello personal, llegando a insultar y difamar públicamente a la periodista, Jennifer Ortiz, directora de la plataforma digital Nicaragua Investiga, entre otras voces críticas del poder
Un operador incómodo para el propio régimen
La figura de Grigsby encarna una paradoja: fue útil mientras amplificó la narrativa del régimen, pero su estilo explosivo, impredecible y muchas veces inconveniente, lo habría convertido en una carga política para el círculo de Rosario Murillo.
El cierre de Sin Fronteras, sugiere un reacomodo interno en la maquinaria propagandística del orteguismo, donde la disciplina y el control del mensaje pesan más que la fidelidad histórica.
La voz que cayó en su propio eco
Lo que comenzó como un programa de análisis político terminó convertido en una plataforma de agresión verbal. Hoy, el silencio de Grigsby parece más el resultado de una purga mediática que de un retiro voluntario.
“Sin Fronteras ya no se puede transmitir”, fue su única frase pública. Y esa declaración, breve y resignada, parece marcar el fin de una era: la de los operadores que creyeron tener poder dentro de un régimen que no tolera ni el más mínimo ruido fuera del guion oficial.



