Venganza en Marcha: Militancia purgada cobra factura

Mientras continúa la cacería de Lenín Cerna, el exjefe de la Seguridad del Estado de los años 80, y sigue acaparando los titulares, fuentes cercanas a El Carmen, el búnker de los dictadores, sugieren que este evento es apenas la punta del iceberg. El verdadero problema que enfrenta Murillo es un "plan de venganza en marcha", una conspiración gestada por los innumerables enemigos que ha creado a lo largo de los años.

ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA

Darío Medios

8/4/20253 min read

Mientras continua la cacería de Lenín Cerna, el exjefe de la Seguridad del Estado de los años 80, y sigue acaparando los titulares, fuentes cercanas a El Carmen, el búnker de los dictadores, sugieren que este evento es apenas la punta del iceberg. El verdadero problema que enfrenta Murillo es un "plan de venganza en marcha", una conspiración gestada por los innumerables enemigos que ha creado a lo largo de los años.

La paranoia de Rosario Murillo tiene un fundamento. La conspiración, según las fuentes, agrupa a una multitud de figuras poderosas y resentidas. Entre ellos se encuentran: Altos mandos policiales y militares retirados: Oficiales que fueron desplazados por las purgas de Murillo y que guardan un profundo resentimiento por haber sido apartados del poder y los beneficios en torno del poder

A esta lista se suman Funcionarios purgados, entre ellos operadores judiciales y de otras instituciones que perdieron sus cargos y privilegios en las constantes "limpiezas" de la dictadora. En los enemigo se enlista una que tiene fuerza, los sandinistas historicos, Militantes de la vieja guardia sandinista, que se sienten traicionados y desplazados desde antes de 2018. Murillo les prometió un lugar en el poder, pero en la práctica los marginó.

El revanchismo no se limita a un grupo, sino que se ha convertido en un sentimiento transversal que socava la lealtad interna. Mientras un plan de venganza amenaza, la enorme tarea de capturar a Lenín Cerna, un agente de seguridad del estado con formación de alto nivel de espionaje cubano y soviético, recayó en Fidel Moreno, secretario político de la Alcaldía de Managua.

Sin embargo, las fuentes filtradas indican que Moreno, un operador político, no posee las habilidades ni la formación para competir con la astucia de Cerna. La persecución se ha vuelto un espectáculo de ineficacia, mientras el tiempo se agota y la posibilidad de que Cerna escape aumenta.

Los errores se han acumulado

La esperanza de Murillo se aferra a grupos leales como la Juventud Sandinista, pero estos seguidores carecen de la experiencia en estrategia política o inteligencia. Son hábiles en el espectáculo de la propaganda, pero no tienen la capacidad para contener una crisis de esta magnitud. Esta crisis es, sin duda, la más profunda que ha enfrentado el sandinismo en 18 años de poder. La institución se está devorando a sí misma.

El encarcelamiento y la muerte de Humberto Ortega, hermano de Daniel, El asesinato de Roberto Samcam en Costa Rica, presuntamente ordenado por el régimen y ejecutado por celulas criminales en ese país, El encarcelamiento, condena y desaparicion forzada de figuras históricas como Bayardo Arce, Álvaro Baltodano y Carlos Fonseca Terán, lo que ha profundizado la fractura interna.

Con Daniel Ortega en un estado moribundo, Rosario Murillo sin un apoyo firme de la militancia y el partido sin un claro sucesor, la dinastía se tambalea. Murillo trabajó incansablemente para consolidar su poder, destruyendo la Constitución y creando una estructura a su medida, pero su trono se resquebraja incluso antes de que pueda sentarse en él de forma plena.

Ante la implosión del régimen, surge la inevitable pregunta: ¿Está la oposición nicaragüense preparada para un posible cambio? Durante años, la dictadura se ha esforzado por desmantelar, encarcelar y exiliar a cualquier voz disidente.

La oposición se encuentra fragmentada y sin una figura de liderazgo unificada. La represión sistemática ha debilitado sus estructuras y su capacidad de organización. Un cambio repentino en el panorama político podría generar un vacío de poder que, sin una alternativa sólida, podría sumir al país en una inestabilidad aún mayor. El futuro de Nicaragua pende de un hilo.