Ucrania acusa al dictador Ortega de ser “títere de Putin” y rompe relaciones con Nicaragua

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo volvió a mostrar su total sometimiento a los intereses del Kremlin, al reconocer como “repúblicas” a cinco territorios ucranianos ocupados ilegalmente por Rusia. La decisión, que evidencia una vez más el papel servil del régimen nicaragüense ante Vladímir Putin, provocó una respuesta del gobierno de Ucrania: la ruptura total de relaciones diplomáticas con Nicaragua.

ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA

Darío Medios

10/2/20253 min read

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo volvió a mostrar su total sometimiento a los intereses del Kremlin, al reconocer como “repúblicas” a cinco territorios ucranianos ocupados ilegalmente por Rusia. La decisión, que evidencia una vez más el papel servil del régimen nicaragüense ante Vladímir Putin, provocó una respuesta del gobierno de Ucrania: la ruptura total de relaciones diplomáticas con Nicaragua.

El viceministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Andri Sibiga, denunció que el régimen Ortega-Murillo “menoscaba la soberanía de Ucrania” con un acto que viola flagrantemente la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional. Pero más allá del plano legal, Sibiga fue directo al señalar el verdadero trasfondo de la decisión: Nicaragua actúa como un “régimen títere” del dictador ruso.

«El reconocimiento es nulo y no modificará las fronteras internacionalmente reconocidas de Ucrania», declaró Sibiga, reafirmando la legitimidad territorial de su país y dejando en evidencia la falta de independencia política de la dictadura nicaragüense.

Sumisión total a Moscú

La obediencia de Ortega a los intereses rusos quedó sellada el pasado 22 de septiembre, cuando su hijo Laureano Ortega Murillo, en calidad de asesor presidencial, firmó en Moscú una serie de acuerdos de cooperación económica y comercial con los representantes de Lugansk, Donetsk, Zaporozhie, Jersón y Sebastopol. Todos estos territorios están bajo ocupación rusa desde la invasión de 2022 y son considerados zonas de guerra sin reconocimiento internacional.

Los acuerdos fueron firmados en presencia del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y de otros altos funcionarios del Kremlin. La participación de Nicaragua en este acto confirma su papel como ficha geopolítica de Putin, en un contexto donde pocos países en el mundo se atreven a respaldar abiertamente la anexión rusa.

De satélite soviético a títere ruso

Desde su retorno al poder en 2007, Ortega ha consolidado una alianza cada vez más sumisa con Rusia, reviviendo la dependencia que su régimen ya mostraba en los años 80 bajo el paraguas soviético. Sin embargo, en el contexto actual, esa relación ha evolucionado hacia una subordinación aún más profunda, donde la dictadura nicaragüense actúa como plataforma regional de los intereses de Moscú en América Latina.

Lejos de buscar el beneficio del pueblo nicaragüense, el régimen Ortega-Murillo utiliza estas relaciones para reforzar su legitimidad interna, blindarse frente a sanciones internacionales y garantizar el respaldo militar, político y tecnológico del Kremlin. El resultado: Nicaragua queda aislada, alineada con potencias autoritarias y desconectada del orden democrático internacional.

La dictadura enviará y recibirá delegaciones

Durante el acto de firma de los acuerdos, Laureano Ortega Murillo aseguró que la dictadura está lista para profundizar esta cooperación con los territorios ocupados, repitiendo el discurso oficialista de “hermandad” con Rusia.

«Estamos listos para recibir delegaciones de las repúblicas y regiones con las cuales estamos firmando estos acuerdos en Nicaragua. Y, por supuesto, enviar delegaciones también a estas repúblicas y regiones para conocernos más y establecer estos lazos de cooperación de manera práctica, efectiva, como lo hemos venido haciendo con la Federación de Rusia», declaró Laureano Ortega, hijo de los dictadores y bautizado por los nicaragüenses como “el chigüín”.

Con esta decisión, la dictadura no solo pierde a un aliado diplomático más, sino que se hunde más en el aislamiento internacional. Cada gesto de Ortega en favor del Kremlin refuerza su imagen de régimen títere, dispuesto a sacrificar la soberanía y el prestigio de Nicaragua por mantenerse aferrado al poder con el respaldo de una potencia invasora.