Silencio en “El Carmen”: Ortega y Murillo evaden presión de Washington
El régimen sandinista guarda silencio tras el informe que pone en riesgo la permanencia de Nicaragua en el DR-CAFTA, mientras Estados Unidos exige respuestas y el sector productivo teme un golpe económico.
ESCENARIO NACIONALNACIÓNMUNDO
DaríoMedios Internacional
10/27/20252 min read


Daniel Ortega y Rosario Murillo, acostumbrados a lanzar discursos incendiarios contra el “imperialismo yanqui”, han optado esta vez por el silencio.
Ni una sola palabra ha salido del complejo presidencial de El Carmen desde que Washington dio a conocer los resultados de una investigación comercial que acusa al régimen de violar sistemáticamente los derechos humanos y laborales.
El estudio, realizado por la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), podría marcar el inicio del proceso para suspender a Nicaragua del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (CAFTA-DR), un acuerdo clave para la economía nacional.
Washington exige una respuesta
Kevin O’Reilly, jefe de misión de la embajada estadounidense en Managua, confirmó que su gobierno espera una respuesta formal del régimen sandinista.
“El informe es claro y las violaciones son graves. Nicaragua deberá rendir cuentas ante los compromisos adquiridos en materia de derechos laborales y libertades fundamentales”, expresó el diplomático.
La administración estadounidense considera que el régimen Ortega-Murillo ha consolidado un sistema represivo que destruye las libertades sindicales, censura la prensa y persigue a los empresarios independientes.
Un silencio que delata temor
El mutismo oficial contrasta con el tono desafiante habitual de Ortega y Murillo, quienes suelen responder a las críticas internacionales con insultos, conspiraciones o discursos de confrontación.
Esta vez, sin embargo, el silencio parece una señal de aislamiento político y temor a las consecuencias económicas que podría acarrear una suspensión del CAFTA-DR.
Según economistas consultados, el golpe sería devastador. Más del 60 % de las exportaciones nicaragüenses tienen como destino Estados Unidos, especialmente en los sectores textil, agroindustrial y manufacturero.
El régimen acorralado
Mientras Ortega guarda silencio, el sector privado observa con creciente incertidumbre.
“Si Nicaragua pierde las preferencias arancelarias, miles de empleos en zonas francas y empresas agrícolas podrían desaparecer en cuestión de meses”, advierte un empresario bajo condición de anonimato.
El silencio del régimen no solo evidencia su fragilidad ante la presión internacional, sino también la falta de estrategia frente a una potencia que ahora amenaza con aplicar tarifas del 100 % a las exportaciones nicaragüenses.
Un modelo en jaque
La narrativa del “antiimperialismo” ya no parece servir de escudo para Ortega y Murillo. Con un aislamiento diplomático cada vez mayor, sanciones acumuladas y un comercio en riesgo, el régimen enfrenta una nueva etapa de vulnerabilidad.
Mientras tanto, El Carmen calla, y en ese silencio se adivina una preocupación más profunda: la posibilidad de que el castigo económico termine siendo el golpe que la represión no pudo detener.



