Rosario Murillo, más anciana, más cruel
Mientras la propaganda oficialista desplegaba murales, mensajes forzados y actos exaltando los supuestos "méritos" de Rosario Murillo, la codictadora de Nicaragua celebró este 22 de junio su cumpleaños número 74 en medio de un país marcado por la represión, el exilio y el hartazgo social.
ESCENARIO NACIONALNACIÓN
Darío Medios
6/23/20252 min read


Mientras la propaganda oficialista desplegaba murales, mensajes forzados y actos exaltando los supuestos "méritos" de Rosario Murillo, la codictadora de Nicaragua celebró este 22 de junio su cumpleaños número 74 en medio de un país marcado por la represión, el exilio y el hartazgo social.
Lejos de representar una jornada de alegría nacional, la fecha dejó en evidencia la desconexión entre la élite gobernante y la ciudadanía que vive una realidad diametralmente opuesta a la festiva imagen que el régimen intenta imponer.
Desde tempranas horas, instituciones públicas y medios oficialistas se volcaron a repetir la narrativa de veneración hacia la también vicepresidenta, presentándola como "madre de la paz" y "guía espiritual" de la nación. Sin embargo, fuera de esa burbuja construida por el aparato estatal, el nombre de Murillo despierta un creciente rechazo popular.
Detrás de la parafernalia impuesta, se extiende un profundo repudio popular hacia la figura de la una mujer que, a lo largo de los años, ha demostrado una implacable capacidad de pasar por encima de todo y de todos para afianzarse en el poder.
Murillo representa una de las etapas as oscuras de la historia nicaragüense
Conocida como la "segunda anciana al mando", Murillo ha cultivado una figura de poder implacable, consolidada a través del control absoluto de la institucionalidad, la persecución a opositores y el silenciamiento de cualquier forma de disidencia.
Bajo su dirección, junto a Daniel Ortega, el país ha experimentado una de las etapas más oscuras de su historia reciente: más de 300 muertos en la represión de 2018, miles de exiliados, periodistas encarcelados, universidades cerradas y un sistema judicial al servicio del poder.
En contraste con la imagen idílica que intentan proyectar los actos oficiales, la realidad nicaragüense está marcada por el temor, el desempleo, el exilio forzado y la ausencia de libertades fundamentales. Para muchos, el cumpleaños de Rosario Murillo es un recordatorio más del autoritarismo enquistado en la cúpula del poder.
Desde el silencio obligado dentro del país, y con mayor fuerza desde el exilio, numerosas voces rechazan lo que consideran una farsa mediática y continúan exigiendo justicia, libertad y una Nicaragua libre de dictaduras.
