Rosario Murillo, intenta de forma desesperada imponerse sobre el ejército.
La lectura del decreto estuvo a cargo de Murillo, quien durante el acto le recordó a los militares que están sumidos a sus órdenes, pues sabe de sobra que son ellos la fuerza represora que deberán mantenerla en el poder, tal como lo han hecho obedientemente con Ortega.
ESCENARIO NACIONALNACIÓN
Darío Medios
6/3/20252 min read


El acto oficial de ascenso en grados inventados por la dictadura de Coronel General, que se llevó a cabo en El Carmen, fue notorio el refuerzo de una semiótica autoritaria, que insiste en ubicar a Rosario Murillo como jefa de las fuerzas armadas de Nicaragua.
La narrativa oficial busca en todo momento ratificar a Murillo como jefa del ejército una vez desaparezca del escenario Daniel Ortega. “La presidencia de la República es la jefatura suprema del Ejército de Nicaragua” indico la codictadora Murillo.
La lectura del decreto estuvo a cargo de Murillo, quien durante el acto le recordó a los militares que están sumidos a sus órdenes, pues sabe de sobra que son ellos la fuerza represora que deberán mantenerla en el poder, tal como lo han hecho obedientemente con Ortega.
Ortega amenaza a los embajadores en Nicaragua
Esta vez el blanco fueron los embajadores de cualquier país, quienes fueron advertidos por el mismo dictador que cualquier comentario injerencista será pagado con expulsión. “La soberanía es una posesión del estado nicaragüense embajador que quiere darnos lecciones aquí afuera y dar esas declaraciones afuera pero aquí se respeta” dijo el dictador.
Las amenazas de Ortega llaman la atención sobre todo porque recientemente ningún embajador ha osado criticar al régimen sandinista, y se sabe que los representantes de los países en Nicaragua son vigilados. Llama la atención la amenaza pública, que dista de cualquier rasgo diplomático, pero este régimen carece de ello.
El dictador también se refirió a una problemática nacional, mientras la policía anuncia menos muertes en accidentes de tránsito, el fin de semana largo decretado por la presidencia dejó 21 muertes. Haciendo alarde de su ignorancia ortega propuso reducir las velocidades a 50 km por horas, su comentario evidencia que no ha escuchado a ninguna autoridad.
Analistas insisten en que Ortega está disociado de todo y de todos. Su encierro no le permite atender la problemática nacional, discursos anacrónicos, amenazas y comentarios disonantes, es todo lo que tiene para dar. Su semblante sigue siendo el de una persona enferma, habla más pausado y con dificultad.

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