Fuentes cercanas confirmaron que Xiomara Blandino fue expulsada por la fuerza del complejo presidencial El Carmen, donde residía junto a su pareja Juan Carlos Ortega Murillo, y se le impidió salir del país al retirarle su pasaporte.

Lo más doloroso: fue separada de su hijo de apenas 18 meses, quien permanece bajo el control de la familia presidencial.

Según los testimonios, la orden vino directamente de Rosario Murillo, conocida por su férreo control sobre el entorno familiar y político. Ni el propio Juan Carlos Ortega habría podido oponerse a la decisión de su madre.

El viaje que desató la furia de Murillo

El quiebre familiar se habría producido tras un viaje de Blandino a República Dominicana, realizado sin el permiso de Murillo.

Antes, la exreina de belleza había asistido en El Salvador a la gala de Miss Universo 2023, donde Sheynnis Palacios, representante de Nicaragua, fue coronada como la primera nicaragüense en ganar ese título.

Su presencia pública y autónoma no fue bien recibida en el círculo de poder del régimen, donde todo movimiento se controla con meticulosa disciplina.

Una mujer independiente en un entorno que exige sumisión

A diferencia de otras mujeres de la familia Ortega-Murillo, Blandino se caracterizaba por su independencia, tanto económica como personal.

A pesar de los bloqueos institucionales, logró sostenerse con contratos de publicidad, proyectos digitales y una sólida comunidad en redes sociales.

Esa autonomía, según diversas fuentes, ha sido motivo constante de fricciones con Murillo.
Uno de los desencuentros más relevantes habría sido su negativa a asumir la dirección de la franquicia de Miss Nicaragua, luego del exilio forzado de Karen Celebertti, anterior dueña de la marca.

Despojada de su propio hijo

Hoy, Xiomara Blandino permanece apartada de su hijo, sin respaldo legal ni institucional, en una situación que refleja un castigo político y personal profundamente cruel.
En sus redes sociales, aunque evita confrontaciones directas, ha dejado entrever el dolor de la separación y su deseo de reunirse con su pequeño.

Un patrón de control y despojo

El caso de Blandino no es aislado. Su historia se suma a la de otras mujeres expulsadas del entorno presidencial, como Yadira Letts, expareja de Rafael Ortega, quien también fue separada de sus hijos y desterrada del círculo familiar.

En la familia Ortega-Murillo, el poder se impone incluso sobre los lazos de sangre. Y el precio de no someterse, especialmente para las mujeres, suele ser el exilio, el silencio o la pérdida de los hijos.