Rosario Murillo desata su venganza contra Arlen Mairena, antigua amiga cercana de Ortega
La maquinaria represiva del régimen Ortega-Murillo ha encontrado un nuevo blanco: Arlen Araceli Mairena, supuesta expareja sentimental de Daniel Ortega y durante décadas una figura cercana al entorno personal del dictador. Hoy, Mairena enfrenta cargos de evasión fiscal por más de 155 millones de córdobas, usurpación de dominio privado y asociación ilícita en perjuicio de una empresa costarricense.
ESCENARIO NACIONALNACIÓN
Darío Medios
9/30/20252 min read


La maquinaria represiva del régimen Ortega-Murillo ha encontrado un nuevo blanco: Arlen Araceli Mairena, supuesta expareja sentimental de Daniel Ortega y durante décadas una figura cercana al entorno personal del dictador. Hoy, Mairena enfrenta cargos de evasión fiscal por más de 155 millones de córdobas, usurpación de dominio privado y asociación ilícita en perjuicio de una empresa costarricense.
La ex-empresaria enfrenta un proceso judicial bajo acusaciones de fraude y evasión fiscal, en medio de una purga interna que confirma la intolerancia de Murillo hacia cualquier autonomía en el círculo de poder sandinista.
Desde hace semanas, permanece bajo régimen de casa por cárcel en el barrio Ermita de Dolores, León. Aislada, sin acceso a su familia ni a la opinión pública, se encuentra prácticamente en calidad de desaparecida política.
De protegida a enemiga
Arlen Mairena vivió durante años bajo el manto protector de Ortega. Fuentes locales confirman que fue el propio mandatario quien le entregó, como obsequio político, una empresa confiscada en Quesaluaque dedicada a materiales de construcción. Gracias a ese privilegio, amasó una fortuna y sus negocios prosperaron bajo la sombra del poder sandinista.
Sin embargo, esa protección se esfumó en cuanto Rosario Murillo decidió ejecutar una purga silenciosa dentro del círculo íntimo de Ortega. La intervención de su empresa, la confiscación de bienes a sus hermanos y su confinamiento en casa por cárcel marcaron su abrupta caída en desgracia.
Aunque Mairena ya habría comparecido en audiencias preliminares e iniciales, su proceso permanece en secreto. No hay acceso al expediente ni cobertura mediática independiente, una práctica común en las purgas políticas impulsadas por Murillo, quien ha convertido al sistema judicial en una herramienta de persecución interna.
El mensaje de Murillo: nadie está a salvo
El caso de Arlen Mairena confirma lo que muchos comentan en los pasillos del sandinismo: Rosario Murillo no tolera autonomía alguna, ni siquiera de quienes fueron leales a Ortega durante décadas. Dos de los propios hijos del dictador también han sido apartados en los últimos meses.
La vicepresidenta y cogobernante de facto envía así un mensaje inequívoco a su círculo de poder: nadie está a salvo de su control absoluto. La persecución no se limita a opositores o críticos, sino que se extiende a antiguos aliados que conocen demasiado bien los secretos del régimen.
La brutalidad de este nuevo episodio refleja no solo la naturaleza vengativa de Murillo, sino también el grado de paranoia que consume al régimen sandinista, cada vez más aislado y atrapado en sus propias purgas internas.
