Rosario Murillo desangra el sistema educativo para consolidar su control político

En una ofensiva sin precedentes contra el magisterio nicaragüense, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha ejecutado una purga masiva de maestros en las escuelas públicas, disfrazada de una supuesta “reestructuración estatal”. Entre agosto de 2024 y agosto de 2025, seis de cada diez despidos en el aparato estatal correspondieron a docentes, según cifras oficiales del Banco Central de Nicaragua.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

Darío Medios

10/10/20252 min read

En una ofensiva sin precedentes contra el magisterio nicaragüense, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha ejecutado una purga masiva de maestros en las escuelas públicas, disfrazada de una supuesta “reestructuración estatal”. Entre agosto de 2024 y agosto de 2025, seis de cada diez despidos en el aparato estatal correspondieron a docentes, según cifras oficiales del Banco Central de Nicaragua.

El informe “Distribución del Empleo por Categoría Ocupacional del Gobierno Central”, elaborado a partir de datos del Ministerio de Hacienda, revela que la plantilla estatal se redujo en 3,593 empleados en ese periodo, y el 65% de las bajas provinieron del sector educativo. En total, 2,336 maestros fueron expulsados del sistema público, lo que representa un recorte brutal del 4,7% del personal docente nacional.

Aunque el régimen justifica las medidas como parte de un programa de “eficiencia” y “optimización de recursos”, en la práctica se trata de una limpieza política dirigida por Rosario Murillo, quien ha utilizado la administración pública como un instrumento de control ideológico.

Rosario Murillo y la maquinaria del miedo

Desde agosto de 2024, la vicepresidenta y codictadora de facto ha ordenado despidos masivos en ministerios, alcaldías e instituciones descentralizadas. Sin embargo, el golpe más duro ha recaído sobre el sector educativo.

Fuentes sindicales y exfuncionarios denuncian que los despidos se dirigen principalmente contra maestros considerados “no leales” al Frente Sandinista o sospechosos de mantener vínculos con movimientos cívicos o religiosos.

“Ya no basta con dar clases; ahora el maestro tiene que ser activista del partido”, expresó un docente despedido bajo anonimato. “Si no asistes a los actos o no participas en las marchas, te eliminan de la planilla”.

Educación en crisis: aulas vacías y salarios miserables

Los 2,336 despidos han dejado un vacío profundo en las aulas, especialmente en las zonas rurales, donde el déficit de maestros era ya estructural. El número total de docentes del sistema público pasó de 50,188 a 47,852 en solo 12 meses.

A esto se suma la crítica situación salarial. Un maestro de primaria gana entre 6,442 y 8,611 córdobas mensuales, montos que no alcanzan ni la mitad del costo de la canasta básica, que supera los 20,000 córdobas. Quienes aún conservan su empleo enfrentan jornadas extenuantes, precariedad en los centros escolares y una constante vigilancia política.

Con menos maestros, aulas saturadas y salarios paupérrimos, la educación pública nicaragüense está al borde del colapso. Pero lejos de buscar soluciones, el régimen parece decidido a transformar las escuelas en espacios de adoctrinamiento político. El mensaje es claro: en la Nicaragua de Rosario Murillo, pensar por cuenta propia se paga con el despido.