Régimen Ortega-Murillo destituye a ministra de Salud Ofelia Villalobos a menos de seis meses de su nombramiento

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo destituyó a Ofelia María Villalobos Bravo de su cargo como ministra de Salud, a menos de seis meses de haber sido nombrada al frente del Ministerio de Salud (MINSA). Aunque la decisión no ha sido oficializada en los medios del régimen ni en La Gaceta, diversas fuentes confirman su salida, que se suma a la lista de destituciones silenciosas dentro del aparato estatal.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

Darío Medios

10/2/20252 min read

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo destituyó a Ofelia María Villalobos Bravo de su cargo como ministra de Salud, a menos de seis meses de haber sido nombrada al frente del Ministerio de Salud (MINSA). Aunque la decisión no ha sido oficializada en los medios del régimen ni en La Gaceta, diversas fuentes confirman su salida, que se suma a la lista de destituciones silenciosas dentro del aparato estatal.

Villalobos Bravo había asumido el cargo en mayo de 2025, siete meses después de la inesperada renuncia de la doctora Marta Reyes, ocurrida en octubre de 2024 y también sin explicación pública. Su nombramiento causó sorpresa desde un inicio, ya que su trayectoria estaba más vinculada al ámbito académico y sindical que a la gestión sanitaria.

Graduada como cirujana dentista por la UNAN-León, Villalobos laboró durante años en esa universidad pública, donde llegó a ser secretaria general del Sindicato de Profesores de Educación Superior (CPROES), un cargo que ocupó hasta mediados de 2024. Posteriormente, comenzó a aparecer en medios oficialistas como delegada del MINSA y, más tarde, como delegada de la Presidencia para el mismo ministerio, en lo que parecía ser una antesala a su designación formal.

La abrupta salida de Villalobos Bravo confirma la inestabilidad

Su destitución ocurre en medio de una nueva ola de purgas dentro del régimen, que ha golpeado a cuadros históricos provenientes de León, ciudad simbólica para el sandinismo pero que en los últimos años ha sido marginada del poder central. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Carolina Asunción Dávila Murillo, exministra asesora para asuntos de la salud, quien renunció en diciembre de 2024. Su salida, publicada en La Gaceta, se sumó a una cadena de dimisiones y destituciones dentro del sector, marcado por tensiones internas, control político y desconfianza desde la cúpula del régimen.

La corta gestión de Villalobos Bravo refleja el clima de desconfianza que impera en el entorno de Rosario Murillo, donde la lealtad política se impone sobre la experiencia técnica o la capacidad administrativa. Aunque era considerada afín al oficialismo por su pasado sindical, su falta de control dentro del MINSA y sus vínculos con estructuras universitarias podrían haber precipitado su salida.

Hasta el momento, el régimen no ha anunciado quién ocupará el cargo de ministra de Salud. La institución se mantiene bajo un fuerte hermetismo, mientras Nicaragua enfrenta una crisis sanitaria silenciosa agravada por la inestabilidad institucional, la censura informativa y la falta de transparencia en la gestión pública.

Purgas internas que afectan al aparato estatal sandinista.

La destitución de Ofelia Villalobos se inscribe en la estrategia de control absoluto que Rosario Murillo ha consolidado sobre el gabinete de gobierno. Cada movimiento dentro de los ministerios parece responder más a la lógica de la vigilancia y la purificación interna que a una reorganización técnica.

Murillo ha sustituido sistemáticamente a funcionarios que no pertenecen a su círculo más cercano, reforzando un modelo de poder vertical, personalista y basado en la desconfianza. La inestabilidad en el MINSA —uno de los sectores más sensibles del Estado— es una muestra clara de cómo la fidelidad política, y no la eficiencia institucional, sigue siendo la principal moneda de supervivencia dentro del régimen sandinista.