Propagandista oficialista reconoce inconformidad de los “cachorros” contra Rosario Murillo
En una reveladora transmisión de su programa Sin Fronteras, el propagandista oficialista William Grigsby dejó al descubierto las fisuras internas dentro del sandinismo, al reconocer públicamente las crecientes inconformidades entre los excombatientes revolucionarios conocidos como “los cachorros”, quienes muestran un descontento directo hacia la codictadora Rosario Murillo.
ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA
Darío Medios
7/26/20252 min read


En una reveladora transmisión de su programa Sin Fronteras, el propagandista oficialista William Grigsby dejó al descubierto las fisuras internas dentro del sandinismo, al reconocer públicamente las crecientes inconformidades entre los excombatientes revolucionarios conocidos como “los cachorros”, quienes muestran un descontento directo hacia la codictadora Rosario Murillo.
Durante su intervención en La Primerísima, Grigsby reconoció que estos antiguos miembros del Servicio Militar Patriótico se sienten relegados y traicionados por el régimen que ayudaron a sostener. El comentarista hizo alusión a un reciente discurso de Daniel Ortega, en el que intenta reivindicar a los “cachorros” por su papel en la guerra de los años 80, describiéndolos como jóvenes que “ni se vendían ni se rendían”. Sin embargo, Grigsby también dejó entrever que el reconocimiento llega tarde y no compensa el abandono que han sufrido por parte del Frente Sandinista.
“Siempre han habido inconformidades… algunos compañeros de los cachorros sienten que han sido relegados”, admitió el comunicador, señalando que estas tensiones se han profundizado con el férreo control que Rosario Murillo ejerce sobre las organizaciones de exccombatientes.
Represión que también alcanza a quienes formaron parte de la estructura sandinista
En el pasado, estas agrupaciones fueron pilares del sandinismo, pero hoy están completamente anuladas. Paradójicamente, fue en los momentos más críticos de la crisis sociopolítica de 2018, cuando Ortega y Murillo recurrieron a estos grupos para reprimir las protestas ciudadanas, prometiéndoles beneficios que jamás se cumplieron. Una vez superada la emergencia, muchos de estos antiguos soldados fueron devueltos a la marginación, algunos incluso viviendo en condiciones precarias, sin reconocimiento ni respaldo del Estado.
El caso del exmilitante Marvin Vargas, un conocido “cachorro” encarcelado por mostrar su descontento con el régimen, ejemplifica la represión que también alcanza a quienes formaron parte de la estructura sandinista. Según diversas fuentes, Rosario Murillo es vista por estos sectores como una figura opresora, que no tolera disidencia ni siquiera dentro de sus propias filas.
La exposición de estas tensiones internas por parte de un comunicador afín al régimen subraya una realidad incómoda para la pareja Ortega-Murillo: la creciente frustración de una base histórica que fue clave en el sostenimiento del poder, pero que hoy se siente traicionada y utilizada. La lealtad incondicional sigue siendo la única moneda válida en un sistema que ya no perdona ni a sus propios hijos.
