Periodistas en el exilio: desafíos, reinvención y resistencia en 2025

Un diagnóstico de PCIN revela las profundas consecuencias humanas, económicas y emocionales de ejercer periodismo desde el exilio nicaragüense, mostrando cómo el desarraigo, las barreras laborales, la presión migratoria y las nuevas amenazas transnacionales reconfiguran el oficio.

ESCENARIO NACIONALMIGRACIÓNNACIÓN

DaríoMedios Internacional

11/30/20253 min read

La Asociación de Periodistas y Comunicadores Independientes (PCIN) presentó un diagnóstico exhaustivo sobre la realidad que enfrentan periodistas y comunicadores nicaragüenses en el exilio durante 2025. El documento confirma algo que el gremio conoce bien, pero pocas veces se sistematiza con datos duros: el exilio no es solo un desplazamiento geográfico, sino un proceso que transforma lo económico, lo laboral, lo migratorio, la salud física y emocional, y que además obliga a reinventar el ejercicio periodístico.

El estudio se elaboró a partir de una encuesta en línea aplicada a 112 periodistas exiliados, quienes describieron con detalle la situación que viven fuera de su país.

Exilio y estatus migratorio: la incertidumbre como rutina

Los principales destinos elegidos por los periodistas nicaragüenses son Costa Rica (41%), Estados Unidos (41%) y España (12%), además de otros países con menor proporción.

Entre quienes solicitaron refugio o asilo, el 44.6% ya cuenta con una resolución favorable, mientras que el 38.4% continúa esperando respuesta, una situación que genera especial preocupación entre quienes se encuentran en Estados Unidos, debido a las nuevas políticas migratorias del gobierno de Donald Trump.

La burocracia migratoria se vuelve parte de la vida diaria, y el ejercicio periodístico se sostiene en medio de un escenario cambiante y muchas veces impredecible.

Del trabajo en redacciones a oficios de sobrevivencia

Antes del exilio, el 99.1% de los encuestados estaba laboralmente activo. El 75% trabajaba en medios tradicionales prensa, radio, televisión, plataformas nativas digitales, medios híbridos o como corresponsales internacionales. El resto se desempeñaba en empresas privadas, ONG, la academia o consultorías.

Tras su salida de Nicaragua, muchos han tenido que incorporarse a sectores como hostelería, turismo, transporte, construcción, zonas francas, comercios y servicios domésticos remunerados, además de impulsar pequeños emprendimientos para sostenerse económicamente.

A pesar de estas transformaciones laborales, gran parte continúa ejerciendo periodismo, aun cuando los ingresos que reciben son mínimos o incluso inexistentes, sosteniendo sus proyectos editoriales con recursos propios.

Ingresos reducidos y responsabilidades crecientes

El 87% de los periodistas encuestados sostiene económicamente a otras personas: hijos, cónyuge, padres, hermanos u otros familiares, ya sea porque se encuentran con ellos en el exilio o porque requieren apoyo desde Nicaragua.

Al mismo tiempo, el 81% reporta una disminución considerable en sus ingresos durante el último año, lo que dificulta cubrir necesidades esenciales como vivienda, alimentación, salud y educación. La tensión financiera se vuelve un desafío diario.

Salud física y emocional: un impacto silencioso

El diagnóstico evidencia también un deterioro importante en la salud de los periodistas. En una población mayoritariamente joven-adulta (64%), se reportan enfermedades crónicas como:

  • hipertensión,

  • migrañas y trastornos neurológicos,

  • diabetes,

  • enfermedades respiratorias como asma, entre otras.

A esto se suma un fuerte impacto psicoemocional: ansiedad, trastornos del sueño, depresión y estrés prolongado son condiciones altamente presentes. La vida en el exilio no solo exige adaptación material, sino también una constante gestión emocional.

Un oficio ejercido bajo amenaza

El informe también evidencia un creciente clima de vulnerabilidad, incluso fuera de las fronteras nicaragüenses. El asesinato en San José del exmilitar Roberto Samcam, crítico del régimen Ortega–Murillo, marcó un punto de inflexión para muchos periodistas en el exilio, al demostrar que la distancia geográfica no siempre se traduce en protección.

Esa sensación de exposición permanente se construye a partir de varios factores:

  • ·Represalias contra familiares que aún viven en Nicaragua,

  • Presencia de redes de vigilancia y seguimiento transfronterizo,

  • Constantes ataques digitales, filtraciones y monitoreos,

  • Campañas de desprestigio que buscan intimidar y silenciar voces críticas.

Lejos de disiparse, el riesgo adopta nuevas formas. El exilio, más que una zona segura, se convierte en un espacio donde las amenazas se desplazan, se reconfiguran y acompañan al periodista incluso fuera del territorio nacional.

Un periodismo que se reinventa y persiste

El diagnóstico de PCIN no solo retrata las dificultades del exilio, sino también la fortaleza del gremio nicaragüense. Frente a contextos adversos, los periodistas se reinventan, se adaptan y continúan narrando la realidad de un país que permanece bajo represión.

Ejercen desde lejos, pero no se alejan de su tarea esencial: documentar los abusos, desnudar el deterioro del Estado de Derecho y resguardar la memoria de Nicaragua frente al intento constante de borrarla.

El exilio los desplazó, pero no los silenció. Y en esa persistencia, el periodismo nicaragüense encontró una nueva forma de existir: como un acto de resistencia y dignidad.