Ortega reaparece con discurso marcado por amenazas, críticas a la ONU y vigilancia a la población
Ortega, quien caminó con lentitud y habló con voz baja y entrecortada durante su alocución, centró su mensaje en advertencias a quienes considera enemigos internos y externos. Con semblante visiblemente debilitado, el dictador ordenó a su militancia “vigilar a la población” y “denunciar a los traidores”, a quienes acusó de servir a intereses extranjeros.
ESCENARIO NACIONALNACIÓN
Darío Medios
7/20/20252 min read


El dictador nicaragüense Daniel Ortega reapareció en el acto oficial del 19 de julio con un discurso cargado de ataques a organismos internacionales, amenazas internas y muestras evidentes de deterioro en su salud. La celebración oficial, que conmemora el 46 aniversario de la Revolución Sandinista, estuvo fuertemente resguardada por policías y militares, en un ambiente más represivo que festivo.
Ortega, quien caminó con lentitud y habló con voz baja y entrecortada durante su alocución, centró su mensaje en advertencias a quienes considera enemigos internos y externos. Con semblante visiblemente debilitado, el dictador ordenó a su militancia “vigilar a la población” y “denunciar a los traidores”, a quienes acusó de servir a intereses extranjeros.
“El que se opone al pueblo, está traicionando a la patria”, exclamó Ortega, dirigiéndose a su base con un llamado a estar atentos a cualquier signo de disidencia. “No podemos permitir que se infiltren más serpientes en nuestra tierra”, agregó, sugiriendo una vigilancia permanente sobre cualquier voz crítica al régimen.
Ortega ataca nuevamente a la ONU
Durante el acto, Ortega también arremetió contra la Organización de las Naciones Unidas ONU, a la que calificó como “instrumento del imperialismo” y acusó de atacar la soberanía de Nicaragua. Las críticas se suman a una serie de enfrentamientos diplomáticos recientes con organismos internacionales, que han cuestionado las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en el país.
El discurso del 19 de julio dejó clara la estrategia del régimen: cerrar filas, intensificar la represión interna y continuar su aislamiento internacional, apelando al nacionalismo como escudo frente a las críticas. Sin embargo, la fragilidad física del dictador plantea interrogantes sobre el futuro inmediato del poder en Nicaragua.
Ortega se despide de su militancia
Aunque el régimen intentó proyectar una imagen de fortaleza, la figura de Ortega evidenció lo contrario. Sus dificultades para caminar, su tono apagado y pausas frecuentes en el discurso encendieron nuevas especulaciones sobre su estado de salud, mientras Rosario Murillo, su esposa y vicepresidenta, se mantuvo como figura predominante en el acto.
En un momento particular del discurso, Ortega se dirigió con una carga emocional inusual a sus seguidores, afirmando: “Hemos cumplido con la historia, hemos hecho lo que teníamos que hacer por esta patria”. Estas palabras, acompañadas de agradecimientos reiterados a sus bases, dejaron entrever un tono de despedida que no pasó desapercibido.
“Pase lo que pase, ustedes deben continuar, defender la revolución con firmeza, con valentía, como lo han hecho siempre”, dijo el mandatario, provocando aplausos contenidos entre los presentes. Estas expresiones han sido interpretadas por analistas y miembros del exilio como un posible mensaje de retiro o reconocimiento de sus límites físicos ante la prolongación de su mandato.
