Obispo Silvio Báez: "Es necesaria la rebeldía"

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ESCENARIO NACIONALNACIÓN

En su mensaje dominical, el obispo católico exiliado Silvio Báez, hizo un enérgico llamado a la conciencia ciudadana frente a las estructuras de poder que excluyen oprimen y marginan.

10/12/20253 min read

En su mensaje dominical, el obispo católico exiliado Silvio Báez, hizo un enérgico llamado a la conciencia ciudadana frente a las estructuras de poder que excluyen oprimen y marginan. Basado en el relato evangélico de los diez leprosos, monseñor ofreció una profunda reflexión y denuncia social.

“Hoy se ha eliminado casi totalmente la enfermedad física de la lepra, pero lamentablemente en el mundo vivimos otras formas de lepra”, afirmó el obispo, que señaló como la realidad actual está marcada por sistemas de exclusión similares a los que vivieron los leprosos del evangelio, solo que ahora, dijo, esas “lepras sociales” toman la forma de pobreza estructural, represión del pensamiento, desplazamiento forzado y silenciamiento de quienes se atreven a cuestionar al poder.

“Los sistemas autoritarios y los poderosos de hoy crean leprosos. Las lepras sociales de hoy dividen a la humanidad excluyendo o sometiendo a los más débiles, explotando a los pobres, maltratando y expulsando a los migrantes, u obligando a callar a quienes piensan diferente o dicen verdades que resultan incómodas al sistema”, denunció Báez.

Inspirado por el gesto de los leprosos que, pese a su enfermedad, se pusieron en camino confiando en la palabra de Jesús, el obispo destacó la importancia de la esperanza activa y la fe que impulsa a avanzar, incluso en medio del dolor y la incertidumbre.

“Jesús nos invita a caminar siempre. Él nos asegura que Dios actúa en nuestra vida cuando aceptamos el riesgo de avanzar, de soñar, de arriesgar y de construir. La resignación y la mediocridad nos enferman espiritualmente y disminuyen nuestra dignidad”, explicó.

La caminata de los leprosos, señaló el jerarca, es símbolo de la necesaria rebeldía ante los sistemas opresores que buscan imponer una normalidad basada en el miedo, la indiferencia o el control total.

“Frente a sistemas opresores y regímenes criminales que someten a los pueblos, hay que cultivar la rebeldía espiritual para liberarnos del pesimismo, la rebeldía intelectual para no dejar de pensar con libertad, la rebeldía moral para no dejar de denunciar la injusticia, la rebeldía creyente para seguir confiando en el Dios de la vida y de la liberación”, exhortó.

A lo largo de su homilía, el obispo comparó la vida social con un camino plagado de baches que dificultan la convivencia, la justicia y la libertad.

“La ambición de poder, la idolatría del dinero, el autoritarismo, la opresión de los pobres y la indiferencia egoísta de quien prefiere callar, son algunos de los grandes baches en el camino hacia una sociedad libre, justa e igualitaria...La curación de las personas y de las sociedades acontece no cuando se llega a la meta, sino cuando tenemos el valor de caminar, aunque sea lentamente”.

La homilía también dejó espacio para una visión esperanzadora, subrayando que los momentos de crisis no son finales, sino el inicio de algo nuevo.

“Hay etapas históricas en que el futuro de los pueblos es incierto, hay cansancio social, intentos fallidos y decepciones. Estos no son fracasos. Son los dolores de parto de una nueva sociedad”.

El religioso insistió en que no basta con caminar solos; el camino hacia una sociedad distinta debe ser colectivo, solidario y comprometido con la dignidad de todos.

“Nos necesitamos unos a otros. En la convivencia social no somos rivales, sino hermanos, responsables unos de otros. Vivir es también hacernos cargo del que ha dejado de caminar y de quien ha perdido el rumbo”.

“No hay que caminar para llegar primero y acaparar privilegios y aplausos, sino para construir entre todos una convivencia nueva… donde disentir del poder no sea un delito”.

Finalmente, el obispo resaltó que la verdadera sanación no solo viene de resolver los síntomas visibles, sino de restaurar la relación personal con la fuente de la vida y la justicia, que la salvación no viene de una religión indiferente ante el dolor humano, sino de la relación personal con Jesús, y concluyó con una frase que resume su llamado a la acción colectiva “La mejor manera de predecir el futuro es crearlo”.