Obispo Rolando Álvarez brinda un mensaje de perdón durante encuentro juvenil
El obispo nicaragüense desterrado Rolando Álvarez reapareció públicamente en Roma tras varios meses de mantener un bajo perfil desde su exilio forzado en enero de 2024. Su presencia sorprendió a un grupo de unos 140 peregrinos de la diócesis española de Sigüenza-Guadalajara, con quienes compartió una jornada penitencial en el marco del Jubileo de los Jóvenes, actividad previa a la Vigilia Antorbergata.
ESCENARIO NACIONALNACIÓN
Darío Medios
8/2/20252 min read


Después de meses de silencio desde su exilio forzado en enero de 2024, el obispo nicaragüense Rolando Álvarez reapareció públicamente en el marco del Jubileo de los Jóvenes, celebrado en Roma. Su presencia fue inesperada para los más de 140 peregrinos de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara (España), con quienes compartió una jornada penitencial previa a la Vigilia Antorbergata.
Álvarez, una de las figuras religiosas más perseguidas por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, eligió hablar del perdón, un mensaje profundamente simbólico considerando su reciente paso por la cárcel, donde fue condenado a 26 años por razones políticas, y su posterior destierro tras negociaciones entre el Vaticano y el gobierno nicaragüense.
Durante el encuentro, el obispo entregó al medio Rome Reports una copia de su catequesis, redactada y anotada personalmente, donde subraya que el perdón no es opcional para los cristianos, sino “una condición para entrar al cielo”. En el texto, también advierte sobre el peligro de vivir aferrados al rencor: “La riqueza del diablo es sembrar el no perdón”.
Reflexión profunda sobre la libertad interior y la reconciliación.
Desde su llegada a Roma, el obispo había optado por el silencio, dedicado a la oración y la vida espiritual, sin emitir declaraciones públicas. Esta intervención marca su primera muestra de actividad pastoral en el exilio, dirigida especialmente a los jóvenes, con quienes compartió una reflexión profunda sobre la libertad interior, la sanación espiritual y el poder reconciliador del perdón.
El mensaje de Álvarez resuena en medio de la crisis de derechos humanos en Nicaragua, donde la Iglesia católica ha sido blanco de hostigamiento sistemático. Su testimonio, marcado por la resistencia pacífica y la fe, se ha convertido en un referente moral tanto dentro como fuera del país.
Desde su detención en agosto de 2022, Álvarez vivió un proceso marcado por arbitrariedades judiciales y violaciones a sus derechos fundamentales. Tras negarse a abandonar el país junto a un grupo de sacerdotes expulsados, fue encarcelado en condiciones de aislamiento. Su liberación en enero de 2024 fue resultado de una nueva mediación de la Santa Sede, que permitió su traslado a Roma junto a otros religiosos, en un contexto de creciente presión internacional.
El caso de Álvarez es uno de los más notorios dentro de una ofensiva más amplia del régimen Ortega-Murillo contra la Iglesia católica en Nicaragua. En los últimos años, más de una decena de sacerdotes han sido encarcelados, expulsados o forzados al exilio. La dictadura ha cerrado medios de comunicación católicos, cancelado la personalidad jurídica de órdenes religiosas y prohibido expresiones públicas de fe. Pese a este clima de represión, figuras como Álvarez han mantenido su testimonio profético, defendiendo la dignidad humana, la libertad religiosa y el papel de la Iglesia como voz de los sin voz.
