Nicaragüenses exiliados en Costa Rica celebrarán "La Purísima" entre fe, nostalgia y resistencia

En medio del exilio, la fiesta mariana se convierte en refugio espiritual, acto de identidad y resistencia cultural frente al régimen Ortega-Murillo.

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12/2/20253 min read

La devoción, la nostalgia y la resistencia cultural volverán a encontrarse lejos de casa. Este 07 de diciembre, a partir de las 06:00 de la tarde, la comunidad nicaragüense exiliada en Costa Rica celebrará la Purísima Inmaculada Concepción de María en la parroquia San Isidro Labrador, en Vásquez de Coronado, San José, un templo que en los últimos años se ha convertido en un hogar simbólico para miles de nicaragüenses que huyeron de la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La celebración incluirá una misa solemne y una serenata mariana con guitarras, marimbas y voces que mantienen vivos los cantos tradicionales que, por generaciones, han marcado la identidad religiosa y cultural de diciembre en Nicaragua. A pesar del destierro, los exiliados se reúnen para reproducir los sonidos, aromas y colores de su tierra.

Tradición que viaja y resiste

Como dicta la costumbre, los asistentes compartirán la tradicional gorra, un brindis que une a la comunidad alrededor de los dulces típicos de la Purísima: cajetas, gofios, naranjas dulces, limones dulces, caramelos y pequeñas ofrendas que evocan los altares de barrio que cada diciembre llenaban las calles de Managua, León, Masaya, Granada y tantas otras ciudades nicaragüenses.

También habrá alborada y fuegos pirotécnicos que iluminarán la noche, simbolizando la alegría, la resistencia y el arraigo de un pueblo que se niega a renunciar a su fe ni a sus raíces, pese al desarraigo forzado y la violencia estatal que les expulsó de su país.

Celebrar La Purísima fuera de Nicaragua es, para muchos, un acto de sanación; pero también un acto político. La tradición mariana más importante del país se mantiene viva en el exilio mientras dentro de Nicaragua se celebra bajo vigilancia, censura y control estatal, en un contexto donde el régimen ha perseguido a la Iglesia católica, encarcelado sacerdotes, prohibido procesiones y criminalizado expresiones de religiosidad popular.

“Pese a que nos arrancaron del país, no pueden quitarnos nuestras creencias ni nuestra cultura”, expresó uno de los organizadores, quien destacó que cada año más familias se suman a esta celebración como un gesto de fe, dignidad y resistencia frente a un régimen que intenta borrar el tejido cultural y espiritual del país.

El exilio como territorio de memoria

En Costa Rica país que alberga a más de 150 mil exiliados nicaragüenses la Purísima funciona como un puente emocional que devuelve pertenencia y sentido de comunidad en medio de la incertidumbre migratoria.

Para muchos, es la única oportunidad del año para revivir los rituales que practicaban con sus familias. Pero también es un recordatorio de lo que dejaron atrás: casas, templos, barrios enteros, amistades, familiares, tradiciones interrumpidas por la dictadura.

En este contexto, la parroquia San Isidro Labrador se ha convertido en un espacio de consuelo espiritual y cultural, donde los exiliados encuentran libertad para expresar la fe que en su país se ha convertido en blanco de represión.

Un grito que trasciende fronteras

Este 7 de diciembre, los exiliados celebrarán no solo a la Inmaculada Concepción, sino también la fortaleza de un pueblo que se mantiene unido, que reconstruye su identidad en tierras ajenas y que se niega a olvidar quién es, de dónde viene y por qué tuvo que huir.

Desde DaríoMedios Internacional extendemos la invitación a vivir "La Purísima" como un espacio de encuentro, consuelo y esperanza, manteniendo viva la fe aun lejos de Nicaragua.

¿Quién causa tanta alegría?
¡La Concepción de María!