Murillo continúa las purgas en el ejército; militares en la mira de la represión
La represión del régimen Ortega-Murillo ha cruzado un nuevo umbral. Por primera vez, la maquinaria autoritaria apunta directamente a las entrañas del propio aparato estatal: el Ejército de Nicaragua. Dos altos ex oficiales retirados fueron encarcelados bajo cargos de “traición a la patria”, en un movimiento que analistas interpretan como una advertencia a los mandos castrenses activos.
ESCENARIO NACIONALNACIÓN
Darío Medios
9/30/20252 min read


La represión del régimen Ortega-Murillo ha cruzado un nuevo umbral. Por primera vez, la maquinaria autoritaria apunta directamente a las entrañas del propio aparato estatal: el Ejército de Nicaragua. Dos altos ex oficiales retirados fueron encarcelados bajo cargos de “traición a la patria”, en un movimiento que analistas interpretan como una advertencia a los mandos castrenses activos.
El pasado 18 de septiembre fueron arrestados el general de brigada en retiro Rodrigo González García y el coronel Noel Portocarrero Argüello. Ambos permanecen desde entonces en las celdas de la cárcel La Modelo, en Tipitapa, bajo un proceso judicial que carece de sustento jurídico y responde, según expertos, a una lógica de purga política interna.
González García, quien alcanzó el grado de general de brigada en 2002 y se retiró en 2005, se dedicaba a la caficultura y a sus negocios privados. Su última aparición pública fue en enero de 2025, durante un acto con empresarios y políticos sandinistas en Matagalpa y Jinotega. Por su parte, Portocarrero Argüello, jefe de asesoría jurídica del Ejército durante 23 años, se retiró en 2010. Posteriormente fue asesor legal de Albanisa y trabajaba como abogado y ganadero.
Murillo contra el único poder que no controla
Fuentes cercanas al poder señalan que detrás de este giro represivo está la codictadora Rosario Murillo, cuya desconfianza hacia el estamento castrense se ha profundizado tras la muerte del general Humberto Ortega. Murillo percibe al Ejército como un poder autónomo, leal a Daniel Ortega, pero no a ella, lo que alimenta un clima de sospecha permanente.
El Ejército, único pilar del Estado que todavía escapa a su control absoluto, representa para Murillo un espacio de riesgo. Su estrategia, según los analistas, es clara: eliminar cualquier figura con ascendencia dentro de la institución militar, incluyendo retirados dedicados a la vida civil.
Purga no tiene límites
La represión incluso alcanza al círculo íntimo. El coronel Portocarrero es padre del músico Noel “Chipi” Portocarrero, integrante de la banda Ciclo, en la que también participa Juan Carlos Ortega Murillo, hijo de la pareja dictatorial. Ni ese vínculo familiar bastó para evitar el encarcelamiento.
El mensaje, advierten los expertos, es inequívoco: obediencia total o eliminación. Aunque en público los militares son condecorados y exaltados, en privado son vigilados como cualquier ciudadano y ahora saben que también pueden ser acusados de “traición”.
El encarcelamiento de ex oficiales se produce en medio de un contexto de aislamiento internacional y crisis económica sin precedentes. Ante la falta de legitimidad y de apoyos, Ortega y Murillo apuestan por la represión como única estrategia de supervivencia política, incluso si eso significa dinamitar los últimos pilares de estabilidad que sostienen al régimen.
Con esta movida, Murillo cruza la última línea roja y abre un escenario de mayor incertidumbre: la dictadura no solo reprime a la ciudadanía, sino que empieza a devorar las bases de su propio aparato militar.
