Monseñor Silvio Báez llama a rechazar los “regímenes de terror” y a recuperar la libertad interior que anunció Juan Bautista

En su mensaje para el segundo domingo de Adviento, el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, reflexiona sobre la figura de Juan Bautista y la actual realidad social. El prelado insta a no resignarse ante sistemas opresivos, a denunciar los crímenes de los poderosos y a mantener viva una voz profética que defienda a los pobres y víctimas.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

DaríoMedios Internacional

12/7/20253 min read

Juan Bautista, símbolo de libertad frente a poderes injustos

En su reflexión dominical, monseñor Silvio Báez destaca la figura de Juan Bautista como un profeta libre, crítico y profundamente comprometido con la justicia. Recuerda que Juan vivió en el desierto, lejos del poder religioso y político de Jerusalén, porque rechazaba una religión acomodada e insensible al sufrimiento del pueblo.

Báez señala que el Bautista no buscó agradar a Herodes ni someterse al procurador romano Poncio Pilato; por el contrario, su vida estuvo marcada por la libertad interior y la convicción de que solo debía rendir cuentas a Dios.

Un llamado actual frente a sistemas dominantes y regímenes de miedo

El obispo afirma que la libertad y autenticidad de Juan Bautista son necesarias hoy, en un mundo marcado por la indiferencia, el egoísmo y la imposición de estructuras injustas. Insta a no resignarse ante sistemas que promueven miedo, silencio o indiferencia, y señala que los cristianos están llamados a pensar críticamente y a rechazar como normales “los regímenes de terror” que obligan a los pueblos a callar.

Báez subraya que la voz creyente debe sostener a los caídos, aclarar a los confundidos, defender a los pobres y denunciar los crímenes de los opresores. Una fe pasiva afirma no responde al Evangelio.

La conversión: abrir espacio para la luz

El mensaje recuerda que Juan Bautista fue un profeta íntimamente unido a Dios, invitando siempre a preparar el corazón para su llegada. Su llamado a la conversión nace de la certeza de que Dios está cerca y desea transformar la vida humana desde dentro.

Báez explica que el cambio verdadero no se da por imposición, sino por la fuerza de una esperanza que atrae y seduce. Por eso Juan exhortaba a abrir espacio a la luz divina para expulsar las tinieblas de la vida personal.

Una voz profética que no teme denunciar

El obispo, citando el Evangelio, recuerda que Juan Bautista fue identificado como “la voz que grita en el desierto”, y que, a pesar de estar solo, su voz tuvo un impacto decisivo.

Báez afirma que hoy hacen falta voces que no se conformen con la mediocridad social, que denuncien con valentía las injusticias y que llamen a la esperanza con firmeza.

Destaca también que Juan y Jesús denunciaron sin miedo a fariseos y saduceos, a quienes llamaron “raza de víboras” por usar la religión para obtener privilegios y someter al pueblo. Según Báez, este símbolo sigue vigente para describir tanto a instituciones religiosas corruptas como a poderes políticos que manipulan, mienten y oprimen con crueldad.

Una invitación a la humildad y a la verdad interior

Báez retoma el gesto de quienes acudían al Jordán para ser bautizados por Juan, reconociendo sus pecados públicamente. Asegura que esta invitación sigue vigente hoy y urge a los creyentes a revisar con humildad la propia vida, abandonar la apariencia, enfrentar los egoísmos ocultos y reconocer aquello que destruye la dignidad personal y comunitaria.

Jesús, “el más fuerte”, fuente de esperanza

El obispo concluye recordando que Juan anunciaba la llegada de “uno más fuerte”, que es Jesús. Asegura que Cristo no solo bautiza con agua, sino con el Espíritu que transforma, sana y libera.

Resalta que la esperanza cristiana permanece firme porque ni siquiera la cruz pudo apagar la fuerza de Jesús y su misericordia.

Prepararse para la Navidad con corazón libre y valiente

Monseñor Báez invita a los fieles a prepararse para celebrar el nacimiento de Jesús dejando entrar su amor, permitiendo que su Espíritu transforme la vida y sostenga la esperanza.

En un contexto donde muchas voces son silenciadas, concluye que Juan Bautista sigue enseñando que incluso una sola voz si es verdadera puede iluminar al pueblo.