Monseñor Báez denuncia la hipocresía de los dictatoriales que invocan a Dios mientras violan DDHH
Durante la misa del XXX domingo del tiempo ordinario, Monseñor Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, denunció a los regímenes dictatoriales que usan el nombre de Dios para reprimir, robar bienes y violar los derechos de los ciudadanos.
RELIGIONESCENARIO NACIONALNACIÓN
DaríoMedios Internacional
10/26/20253 min read


El mensaje pastoral estuvo centrado en la parábola del Evangelio de San Lucas, donde un fariseo y un publicano ingresaron a un templo para orar, y mientras el fariseo se exaltaba, el publicano se humillaba ante la presencia de Dios, reconociendo sus errores, parábola que, según el purpurado, aunque sin mencionar nombres, cobra vigencia en Nicaragua, actualmente gobernada por la pareja codictadora de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Ante los ataques virulentos de los dictadores en contra de la Iglesia Católica y de los ciudadanos considerados opositores, el purpurado recordó que “no podemos relacionarnos con Dios despreciando y ofendiendo a los demás”, exhortó Monseñor Báez.
En referencia a los discursos virulentos de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes han sido señalados en numerosos informes de ser responsables de cometer crímenes de lesa humanidad contra los nicaragüenses, el jerarca agregó que “no se puede alabar a Dios y condenar a sus hijos. No podemos pronunciar el santo nombre de Dios y juzgar o maltratar a nuestros hermanos”, señaló.
Desde abril de 2018, cuando estallaron las protestas antigubernamentales en Nicaragua, el régimen Ortega Murillo inició una férrea persecución contra la Iglesia Católica, acusándola de “dictadura perfecta” y de “lavado de dinero”, además de expropiar varios bienes de la Iglesia, así como la expulsión de sacerdotes y religiosas.
En este sentido, Báez señaló que “el fariseo no ora, se alaba a sí mismo y aunque está en el templo de Dios, practica lo que el Papa Francisco llamaba “la religión del yo” que es la religión de quien por adorar su propio yo, deja de adorar al verdadero Dios”, recordó.
Además, recordó que el fariseo se encerró en un monólogo que lo alejó de Dios, lo que le permitió robar y reprimir a los más vulnerables, un mensaje pastoral que cobra vigencia en la situación actual que vive Nicaragua, donde los dictadores hasta han usado el nombre de Dios para maldecir a sus opositores u críticos.
“El fariseo no bendice a Dios por sus obras, sino que se enorgullece de las propias. No siente necesidad de Dios. Para él Dios es como un simple notario que registra, toma nota y aprueba las buenas obras”, valoró.
“La parábola no habla solo de la oración. Es una parábola sobre la vida, sobre Dios, sobre nosotros mismos y también sobre la sociedad. Por eso, es posible hacer una lectura social y política de la parábola, pensando en regímenes dictatoriales de nuestros países que continuamente mencionan a Dios e invocan su nombre, mientras oprimen, roban, irrespetan los derechos humanos y destruyen el futuro de nuestros pueblos”, continuó el purpurado, en una misa a la que asistieron exiliados nicaragüenses.
Dictadores usan la religión para enriquecerse
Monseñor Silvio Báez, también recordó que los dictadores utilizan la religión para enriquecerse y tratar de tranquilizar sus conciencias, pero que, en el fondo, realmente tratan de ganarse a los creyentes sencillos y humildes, quienes caen en los engaños ideológicos.
“Como el fariseo de la parábola, estos regímenes autoritarios se sirven de la religión para sí mismos, para tranquilizar sus conciencias, usarla como sustento ideológico o ganarse la buena voluntad del pueblo sencillo y creyente. Invocan a Dios y le dan gracias por las supuestas bendiciones que reciben, que en realidad son solo el resultado de sus políticas autoritarias y corruptas para afianzarse en el poder, enriquecerse cada día más y lograr sus propios intereses ideológicos”, señaló.
Dictaduras ateas agreden a la sociedad
Haciendo mención de la parábola del fariseo y el publicano, Monseñor Báez, quien desde 2019 vive un exilio forzado a petición del Papa Francisco, fallecido en mayo de este año, recordó que los dictadores se creen omnipotentes y sin reconocer alguna culpa, agreden a las sociedades.
“Como el fariseo de la parábola, los dictadores y quienes los apoyan creen que “no son como los demás”. Se creen una casta privilegiada y omnipotente, convencidos de que nacieron para mandar, que son dueños del país y superiores al resto de la sociedad a la que someten y agreden. Practican la religión del “yo”, exigiendo culto a sus personas e imponiéndose sobre el pueblo con aires mesiánicos como si fueran pequeños dioses. Usan a Dios solo para confirmar su autoritarismo, pero nunca le piden perdón pues no reconocen ninguna culpa. Practican una religiosidad atea. No sienten necesidad de la misericordia de Dios, ni reconocen su justicia”, exhortó.
Ante una sociedad fuertemente polarizada, Monseñor Báez también hizo un llamado a los creyentes a no despreciar a nadie y a mantener una actitud orante, para que Dios pueda arrancar el odio y transformar los corazones.


