Los ausentes y olvidados del acto de la “revolución” del régimen de Ortega

Este año las ausencias retumbaron entre los discursos huecos del acto de la “revolución”, una de ellas la de Carlos Fonseca Terán, hijo del fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, no apareció entre los invitados ni los aduladores. Por las venas de la revolución corre también el olvido. Y así está Carlos Fonseca Terán, olvidado.

ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA

Darío Medios

7/22/20254 min read

Este 19 de julio del 2025 aparentemente transcurrió como todos los años: entre las mismas consignas que evocaban las luchas del pasado y las nuevas como, “todos somos Daniel”. Los mismos rostros entumecidos por la obediencia, la parafernalia coreografiada para encubrir el poder podrido.

Este año las ausencias retumbaron entre los discursos huecos del acto de la “revolución”, una de ellas la de Carlos Fonseca Terán, hijo del fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, no apareció entre los invitados ni los aduladores. Por las venas de la revolución corre también el olvido. Y así está Carlos Fonseca Terán, olvidado.

No hubo cámaras apuntándole. Nadie lo anunció desde la tarima. Nadie pidió un aplauso para él. En otros julios, Fonseca Terán fue figura visible, prominente, por el peso de su apellido y por ser defensor fervoroso del régimen Ortega-Murillo. Desde blogs como Cuaderno Sandinista, en abril de 2023, lanzó opiniones mordaces contra la oposición, descalificó la resistencia cívica y desdeñó las muertes de estudiantes con frases de desprecio calculado. En su retórica, los obispos eran "azuzadores" y las marchas, "montajes".

Pero hoy, dos años después, es un prisionero sin celda visible, recluido bajo arresto domiciliario en su casa en Lomas del Valle, Managua. No lo encarceló una revolución contraria, ni un sistema hostil. Lo retuvo el mismo régimen al que defendió con lealtad inquebrantable durante más de cuarenta años. La orden no se firmó públicamente, no hubo juicio, ni acusación formal. Solo se impuso el silencio y la sombra.

La Policía le decomisó a él y a su esposa, Arlen Cuadra, exmagistrada del Tribunal Laboral, sus teléfonos, computadoras, todo lo que los conectaba al mundo. El delito: haber coordinado un grupo de WhatsApp, llamado por algunos “La Comuna”, en el que profesores universitarios y profesionales discutían, reflexionaban. Varios de esos participantes, Rigoberto Ramos, Ernesto Paredes, Frank Matus y Christian Eduardo Bermúdez, están detenidos, desaparecidos, sin que sus familias sepan a dónde fueron llevados.

Fuentes del FSLN, bajo condición de anonimato, confirmaron que desde el viernes 26 de julio de 2024, Fonseca Terán está incomunicado.Y así, irónicamente, el hombre que durante décadas se dedicó a perseguir voces disidentes desde la narrativa oficial, se convirtió en una de ellas. Víctima de la misma maquinaria de represión que ayudó a consolidar.

Cayó en desgracia, y su familia con él. Su hijo, Carlos Manuel Fonseca López, fue despedido de PRONicaragua. En redes sociales todavía se encuentran los videos de Fonseca Terán insultando opositores y ahora es descartado como un trasto incómodo. Su biografía política está marcada por una paradoja cruel: creyó que servía a la revolución, pero sirvió al caudillo. Mientras la tarima en la Plaza de la Revolución repite letanías revolucionarias y frases huecas, en Lomas del Valle no hay revolución.

Alba Luz Ramos, otra ausente

Hay caídas que no hacen ruido, pero sacuden los cimientos de un poder que alguna vez pareció inamovible. La de Alba Luz Ramos fue una de ellas. Sin destierro, sin celda, pero presa de olvido.

En los actos oficiales del 19 de julio de años pasados, Alba Luz Ramos también ocupaba una silla privilegiada. Sus infaltables tacones marcaban el paso de la Corte Suprema de Justicia que presidió durante más de dos décadas. Era la mujer de las sentencias útiles al régimen sandinista.

Este 2025, nadie pronunció el nombre de Ramos en la tarima. No hubo aplausos para ella, ha sido apartada del escenario sin ceremonia, sin explicación. Alba Luz Ramos fue mucho más que una presidenta de la Corte. Fue pieza clave del engranaje legal que permitió al régimen Ortega-Murillo consolidar su hegemonía.

Bajo su dirección, el poder judicial legalizó las confiscaciones, avaló sentencias exprés contra opositores, bendijo la reforma constitucional que perpetuó a Ortega en el poder, y firmó la desnaturalización total de la independencia judicial. Su pluma fue un arma quirúrgica contra la institucionalidad. Ahora ha sido enterrada viva.

Ella apostó por el sandinismo, pero Rosario Murillo la destruyó por considerarla una amenaza. Las razones de su caída no han sido explicadas. Algunos la atribuyen a su deteriorado estado de salud, otros, al recelo creciente de Rosario Murillo hacia cualquier figura con peso propio dentro del aparato estatal. En un entorno donde el culto a la subordinación ha reemplazado la meritocracia política, Ramos ya no servía.

Sus antiguos colaboradores no la mencionan. Sus dictámenes son citados ahora sin atribución. Su nombre se desvanece. A diferencia de otros caídos como Fonseca Terán, No lideró chats sospechosos. Ramos observa desde las sombras, el 46/19.

Gladys Báez, la diputada silenciada por el dolor

Gladys Báez también fue olvidada este 19 julio de 2025, la anciana diputada tuvo una muerte amarga, implorando piedad a quienes un día llamó compañeros. Su muerte se dio en medio del clamor por la libertad de su hijo, Camilo Báez, operador político que ahora vive en carne propia la crueldad del régimen.

Durante décadas Gladys Báez, ayudó a sostener al Frente Sandinista con su escaño en la Asamblea Nacional, pero su fidelidad ideológica, la disciplina partidaria, y la entrega ciega, no hizo posible la liberación de su hijo camilo, quien prácticamente fue enterrado, eliminado del panorama sandinista. Camilo Báez, hijo de la veterana diputada, fue arrestado por el mismo régimen al que ella servía. Acusado de corrupción, Ella, convertida en madre antes que diputada, se convirtió en suplicante.

Se acercaba en voz baja a ministros, asesores, magistrados. Pidió audiencia, nada sirvió, Murió unos meses antes de este 19 de julio, vencida, sin ver libre a Camilo. En la plaza vitorean a Daniel Ortega, pero Camilo no emite consigna alguna. Es el primer 19 de julio que pasa en la cárcel, se suma a las piezas descartadas del rompecabezas autoritario que ya no perdona ni a los suyos.