Laureano Ortega: del canal fallido a operador del eje Moscú-Managua

El Acuerdo Presidencial No. 129-2025, publicado en La Gaceta, no solo entrega plenos poderes a Laureano Ortega, hijo de la pareja dictatorial para firmar un convenio con la autoproclamada “República Popular de Donetsk” —territorio ucraniano ocupado por Moscú—, sino que eleva aún más su estatus como heredero político del clan familiar.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

Darío Medios

9/1/20252 min read

El nuevo movimiento del régimen Ortega-Murillo confirma lo que desde hace años se advertía: Nicaragua se ha convertido en un satélite político y económico de Rusia, y Laureano Ortega Murillo es la ficha destinada a consolidar ese vínculo.

El Acuerdo Presidencial No. 129-2025, publicado en La Gaceta, no solo entrega plenos poderes al hijo de la pareja dictatorial para firmar un convenio con la autoproclamada “República Popular de Donetsk” —territorio ucraniano ocupado por Moscú—, sino que eleva aún más su estatus como heredero político del clan familiar.

Laureano, conocido por haber promovido el fiasco del canal interoceánico, ahora se erige como el puente económico hacia Rusia y sus enclaves internacionales. El mensaje es claro: Ortega y Murillo no confían ya en estructuras institucionales, sino únicamente en su círculo sanguíneo, trasladando a su hijo responsabilidades de Estado.

El trasfondo geopolítico es aún más delicado.

El acuerdo firmado indica en su “Artículo 1. Otórguese Plenos Poderes al Compañero Laureano Facundo Ortega Murillo, Representante Especial de los Co-Presidentes de la República de Nicaragua, para los Asuntos con Rusia y Asesor Presidencial para las Inversiones, Comercio y Cooperación Internacional, para que actuando en nombre y representación del Gobierno de la República de Nicaragua, suscriba el "Acuerdo entre el Gobierno de la República de Nicaragua y el Gobierno de la República Popular de Donetsk (Federación de Rusia) sobre Cooperación Comercial y Económica".

Al legitimar a Donetsk, Managua rompe de manera abierta con el derecho internacional y se alinea con una potencia que enfrenta sanciones globales por la invasión de Ucrania. Nicaragua se arriesga a mayor aislamiento diplomático y económico, pero el régimen parece decidido a reforzar su dependencia de Moscú, aunque sea a costa del futuro del país.

En la práctica, este acuerdo es menos un proyecto de cooperación y más un acto simbólico: el testimonio de que Ortega y Murillo colocan la política exterior al servicio de su supervivencia en el poder y del ascenso de su hijo Laureano como heredero del modelo dinástico.