Una nueva “amiga incómoda” en la mira de Murillo

Rosario Murillo encontró a una nueva mujer para borrar del mapa político y estatal. Según una reciente investigación de Nicaragua Investiga, la exoficial de la Policía Nacional Annie Kent Müller quien habría tenido un vínculo cercano con Daniel Ortega y habría dado a luz a una hija del mandatario cayó en desgracia silenciosamente y ahora permanece marginada, vigilada y sin posibilidad de abandonar el país.

La historia, guardada bajo un férreo hermetismo dentro del aparato estatal, expone nuevamente el patrón de persecución que Murillo ejecuta contra mujeres que, presuntamente, tuvieron cercanía personal con Ortega.

Del ascenso meteórico al núcleo del poder… a la expulsión total

De acuerdo con la investigación, Kent Müller inició su carrera policial en la división de Relaciones Públicas, donde se conoció que mantenía una relación sentimental con la entonces influyente comisionada Glenda Zavala, jefa de la Dirección de Auxilio Judicial.

Su carrera avanzó sin obstáculos: trasladada a Tránsito Nacional, luego a Educación Vial y más tarde asignada a trabajar directamente con el magistrado del Tribunal de Apelaciones, Ernesto Rodríguez. En su ascenso, también quedó a cargo del Archivo Nacional ubicado en las instalaciones de El Chipote.

Paralelamente, bajo la supervisión del asesor de seguridad Néstor Moncada Lau uno de los hombres más temidos del régimen Kent Müller realizaba labores de vigilancia interna y misiones de investigación sobre funcionarios considerados “no confiables”. Debía presentarse semanalmente en la Secretaría del FSLN, el centro operativo de Ortega y Murillo.

La hija oculta y el inicio de la pesadilla

Según Nicaragua Investiga, Kent Müller quedó embarazada y, en 2015, dio a luz a una niña. La menor fue inscrita con los apellidos de Néstor Moncada Lau, quien asumió discretamente la manutención para encubrir la verdadera paternidad.

Murillo no habría descubierto esta situación sino hasta 2022, mientras Annie ejecutaba una misión crucial: investigar corrupción interna en la Corte Suprema de Justicia en medio de la purga contra la entonces presidenta Alba Luz Ramos.

El hallazgo desató la ira de la vicepresidenta, quien habría ordenado la expulsión fulminante de la exoficial: quedó fuera del Estado, sin posibilidad de ser contratada en ninguna institución, despojada de su pasaporte y atrapada en un país donde el aparato represivo la vigila.

Su destino replicaría el patrón que ya han vivido otras mujeres cercanas a Ortega: ascenso rápido, silencio obligatorio y caída brutal una vez descubiertas por Murillo.

La larga lista que no deja de crecer

El caso de Annie Kent Müller no es aislado; es parte de un fenómeno. La propia plataforma Nicaragua Investiga documenta cómo, a lo largo de años, Rosario Murillo ha dirigido su animadversión hacia mujeres que habrían tenido vínculos sentimentales o personales con Ortega, castigándolas mediante expulsiones, humillación institucional, vigilancia y aislamiento.

Mientras tanto, crecen las historias sobre las “amigas incómodas” del mandatario… y también la lista de hijos que el régimen intenta ocultar.

El caso de Annie Kent Müller expone no solo la pugna interna por el control absoluto del poder, sino el funcionamiento de una maquinaria estatal donde la vida privada se convierte en instrumento de castigo político.