La mujer que derrotó al tirano Daniel Ortega

El 25 de febrero de 1990, al frente de la extinta coalición de 14 partidos conocida como la Unión Nacional Opositora UNO, Violeta Barrios de Chamorro logró una victoria sorprendente. Con el 54,7% de los votos, venció a Daniel Ortega, quien buscaba entonces la reelección.

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Darío Medios

6/16/20254 min read

La madrugada de este sábado, 14 de junio de 2025, el reloj de la historia nicaragüense marcó la despedida de una mujer que se atrevió a desafiar el destino de su nación. Violeta Barrios de Chamorro, la expresidenta que devolvió la esperanza a un país desangrado, falleció a los 95 años en San José, Costa Rica, en el exilio forzado.

Su muerte, lejos de la tierra que tanto amó y transformó, es el amargo eco del heroísmo que marcó su vida y la de su familia. Doña Violeta fue una brisa de aire fresco para una Nicaragua cansada. Cansada de la guerra, de la carencia, del sandinismo y de la figura de Daniel Ortega y sus secuaces, la nación anhelaba un cambio.

Nacida el 18 de octubre de 1929 en Rivas, su vida dio un giro irreversible tras el asesinato de su esposo, el periodista Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el 10 de enero de 1978.Este trágico evento, a manos de sicarios del régimen de Anastasio Somoza Debayle, la catapultó a la escena pública.

En 1990, Violeta Barrios aparentemente inexperta en la arena política, se erigió como la voz de ese clamor. Aquellos que la subestimaron, los secuaces de Ortega que la veían como una figura cándida y jocosa no supieron ver en ella a la activista que clamó por la liberación de su esposo, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, cuando este era encarcelado por Somoza.

No vieron en ella el reflejo del dolor de miles de madres que habían perdido a sus hijos. Pero "Doña Violeta", como cariñosamente la llamaban los nicaragüenses, encarnaba ese dolor, y con él, la fuerza para derrotar al sandinismo en las urnas.

Triunfo democrático que marcó la historia

El 25 de febrero de 1990, al frente de la extinta coalición de 14 partidos conocida como la Unión Nacional Opositora UNO, Violeta Barrios de Chamorro logró una victoria sorprendente. Con el 54,7% de los votos, venció a Daniel Ortega, quien buscaba entonces la reelección.

Este triunfo no solo la convirtió en la primera mujer presidente de Nicaragua y del continente americano elegida por voto popular, sino que también abrió las puertas a la paz tras una década de sangrienta guerra civil que dejó 50.000 muertos.

Durante su mandato de seis años y ocho meses (1990-1997), doña Violeta emprendió la monumental tarea de reconciliar un país polarizado y devastado. Su gobierno logró la pacificación, el desarme y la desmilitarización de la sociedad. Impulsó la profesionalización de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, encauzó la nación hacia el crecimiento económico, y trabajó en la reducción de la pesada deuda externa.

En septiembre de 1990, en un gesto simbólico de su presidencia, millas de armas fueron enterradas en el Parque de la Paz en Managua, un testimonio visible de su compromiso con el fin del conflicto. Su paso por la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional entre 1979 y 1980, de la cual renunció al sentir "traicionadas las esperanzas del pueblo", fue solo el preámbulo de lo que estaba por venir.

Una mujer con capacidad para sanar las heridas del país.

El camino de doña Violeta no estuvo exento de desafíos. Su gobierno enfrentó huelgas y manifestaciones, muchas lideradas por el Frente Sandinista, aquel partido político gestaba a un dictador y desestabilizaba aún más el país.

Sin embargo, su mayor legado fue la pacificación y el establecimiento de las bases para la democracia y las libertades. "El alma y la razón de ser Nicaragua es la libertad", proclamó al asumir la presidencia, una frase que resuena con fuerza hoy, a la luz de su trágico exilio.

En sus últimos años, la vida de doña Violeta estuvo marcada por una salud delicada tras sufrir un accidente cerebrovascular en octubre del 2018. Mientras ella estaba en cama su familia de nuevo bajo la persecución de Daniel Ortega, quien regresó al poder en 2007.

En febrero de 2023, Ortega despojó de su nacionalidad a tres de sus hijos. Pedro Joaquín y Cristiana fueron excarcelados y expulsados ​​a Estados Unidos y Costa Rica y Carlos Fernando exiliado, todos desnacionalizados y condenados a la apatridia.

Doña Violeta, quien ya había conocido el exilio en 1958 junto a su esposo, fue trasladada a Costa Rica en noviembre de 2023, buscando el cuidado de sus hijos en tierras ajenas. Su caída en el exilio es un doloroso contraste con el mensaje de "paz" emitido por el mismo régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo que forzó a su familia al destierro.

En un comunicado oficial la dictadura reconoce que su figura "representó un aporte para la necesaria paz" sin siquiera declarar duelo nacional. Doña Violeta es y será la "mujer que venció al tirano", sin experiencia política, pero con un inmenso amor y entrega a Nicaragua. ¡Descanse en Paz!