La Gran Purga empezó con Bayardo Arce ¿Quién sigue?

Murillo está nerviosa, raya en la paranoia y actúa implacable. Una fuente anónima consultada por Darío Medios Internacional solo ve sombras sobre el panorama político en Nicaragua, sugiriendo que el reciente encarcelamiento de Bayardo Arce marca el inicio de una purga interna que busca consolidar el poder absoluto de Rosario Murillo.

ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA

Darío Medios

7/29/20252 min read

Rosario Murillo empezó la "Gran Purga", eliminación de viejos cuadros del sandinismo que podrían conspirar cuando ella ascienda al poder. Una fuente anónima consultada por Darío Medios Internacional solo ve sombras sobre el panorama político en Nicaragua, sugiriendo que el reciente encarcelamiento de Bayardo Arce marca el inicio de una purga interna que busca consolidar el poder absoluto de Rosario Murillo.

Según la fuente, a medida que Daniel Ortega ve mermada su capacidad física y discursiva, Murillo estaría eliminando sistemáticamente a cualquier figura que pueda hacerle contrapeso, allanando así su camino hacia el control total.

Para el analista, la detención de Bayardo Arce, figura histórica y de gran peso dentro de la dirección del Frente Sandinista, no es un hecho aislado, es el patrón que recluyó en casa por cárcel a Humberto Ortega, hasta su muerte, seguido del encierro de Henrry Ruiz, la misma línea que condenó al General Baltodano.

Murillo decidida a eliminar cualquier amenaza

Todas las aprehensiones fueron ordenadas por Rosario Murillo, decidida a desmantelar a cualquiera que considere una amenaza. La pregunta es ¿quién o quiénes siguen? La purga estaría casi anunciada para Lenín Cerna, otra figura de relevancia histórica dentro del sandinismo, así como contra cualquier figura que no sea afín a ella.

También se extendería a generales retirados que en su momento fueron jefes del ejército, como Joaquín Cuadra, Javier Carrión y Omar Halleslevens, ninguno goza de la confianza de la dictadora. Y poco a poco han sido alejados de cualquier espacio de toma de decisiones dentro del Frente Sandinista.

Pero ¿cuál es el papel de Ortega en esta "barrida"? Daniel Ortega calla y otorga, sumiso, sin salud, sin mayor esperanza de vida, internacionalmente desprestigiado y buscado por la justicia argentina. Aunque el dictador podría no haber estado totalmente de acuerdo con el encarcelamiento de Arce, no se opuso, lo que demuestra su visto bueno o su incapacidad para detener los movimientos de Murillo.

Purga interna para consolidar su poder

La co-dictadora, quien ya controla la mayor parte del aparato estatal y partidario, busca desmontar cualquier estructura de poder que no le sea completamente leal. Figuras históricas del sandinismo, algunas de ellas claves en la consolidación del régimen durante los años más represivos, han comenzado a ser marginadas, vigiladas o apartadas del círculo cercano. El mensaje es claro: nadie está a salvo, ni siquiera quienes ayudaron a cimentar la dictadura.

El temor se extiende también entre los actuales colaboradores de la cúpula orteguista. Funcionarios que hasta hace poco eran considerados intocables, hoy caminan con cautela. Una palabra fuera de lugar, una decisión equivocada o una sospecha de deslealtad puede bastar para caer en desgracia. Murillo no perdona errores ni vacilaciones, y ha tejido un sistema de vigilancia interna basado en el miedo y la delación. El riesgo alcanza incluso a ministros, alcaldes y operadores políticos que han sido pilares de su modelo represivo.

Todo esto forma parte del plan de sucesión que Murillo parece estar ejecutando sin rodeos. Ante el evidente deterioro físico de Daniel Ortega, la codictadora no solo se prepara para asumir el control total del régimen, sino también para garantizar un eventual traspaso del poder a su hijo, posiblemente, Laureano Ortega Murillo. En ese escenario, eliminar cualquier liderazgo interno que pueda representar una amenaza a la dinastía familiar se vuelve un paso indispensable. La dictadura se reinventa, pero el costo para sus propios operadores se vuelve cada vez más alto.