La fallida inauguración del paso a desnivel en Managua

La fallida inauguración del paso a desnivel "Comandante Julio Buitrago" en la carretera norte de Managua ha expuesto, una vez más, la brecha entre el discurso triunfalista del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo y la realidad en las calles. La obra, que había sido anunciada como el acto central de las celebraciones del 19 de julio, fue suspendida a última hora, pese a haber sido ampliamente promocionada como una muestra del supuesto desarrollo impulsado por la dictadura.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

Darío Medios

7/19/20252 min read

La fallida inauguración del paso a desnivel "Comandante Julio Buitrago" en la carretera norte de Managua ha expuesto, una vez más, la brecha entre el discurso triunfalista del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo y la realidad en las calles. La obra, que había sido anunciada como el acto central de las celebraciones del 19 de julio, fue suspendida a última hora, pese a haber sido ampliamente promocionada como una muestra del supuesto desarrollo impulsado por la dictadura.

Programada inicialmente para la noche del 17 de julio y presentada como el proyecto estrella del 46 aniversario de la revolución sandinista, la inauguración fue cancelada sin explicaciones claras, dejando al descubierto los retrasos y la falta de planificación en una infraestructura que aún no está lista. A pesar de las declaraciones del secretario general de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno, quien aseguró que el paso a desnivel estaba “totalmente terminado”, recorridos por la zona y testimonios ciudadanos revelan lo contrario.

La obra, lejos de aliviar el tráfico en la zona, ha generado un severo caos vehicular, agravando las molestias de la población. Las imágenes muestran trabajos inconclusos y áreas sin señalización adecuada, mientras funcionarios intentan justificar la suspensión sin asumir responsabilidad por el desorden generado.

Régimen intensifica propaganda ante pérdida de significado de la celebración sandinista

Este revés representa un duro golpe para la maquinaria propagandística del régimen, que ha multiplicado en los últimos días la inauguración de pequeñas obras —calles asfaltadas, remozamiento de parques y negocios comunitarios— como parte de una campaña intensa para adornar una fecha que, en la práctica, ha perdido su significado original para amplios sectores de la población.

Las celebraciones del 19 de julio, que otrora convocaban multitudes con genuino fervor político, han quedado reducidas a actos propagandísticos sostenidos por movilización forzada, despliegue policial y cadenas oficiales de televisión. En este contexto, cada inauguración se convierte en una vitrina artificial que intenta proyectar normalidad y eficiencia, cuando en realidad evidencia la improvisación, la falta de transparencia y la desconexión del régimen con las verdaderas necesidades del país.

La cancelación del acto principal, lejos de pasar desapercibida, deja claro que ni siquiera el aparato propagandístico del orteguismo puede ocultar los vacíos estructurales y políticos que lo aquejan. En lugar de celebrar logros reales, el régimen se aferra a escenarios montados que poco tienen que ver con una revolución que ya no conmueve ni representa a la mayoría.