Herty Lewites, presintió que no llegaría vivo a las elecciones del año 2006
Murió de forma repentina en plena campaña presidencial, su predicción ignorada en aquel momento, hoy, se lee como una radiografía precisa del régimen que gobierna Nicaragua desde 2007.
ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA
DaríoMedios Internacional
11/21/20253 min read


La figura de Herty Lewites, uno de los políticos más carismáticos y populares del sandinismo histórico, vuelve a cobrar relevancia casi dos décadas después de su muerte. Su advertencia sobre los planes autoritarios de Daniel Ortega, registrada en una entrevista con el periodista Carlos Fernando Chamorro. Hoy, es vista como una predicción precisa del rumbo que tomaría Nicaragua.
Lewites, exalcalde de Managua y militante sandinista de vieja guardia, se atrevió a desafiar la línea oficial del partido y a expresar públicamente sus aspiraciones presidenciales, un gesto que lo colocó de inmediato en la mira de Ortega y la cúpula que ya operaba bajo lógica de control absoluto.
Del sandinismo histórico a la ruptura con Ortega
A diferencia de muchos políticos sandinistas que permanecieron obedientes a la disciplina partidaria, Herty Lewites tenía una lectura distinta del liderazgo de Ortega. No lo consideraba el “ungido” del poder ni la única figura capaz de conducir al país. Su visión pluralista y su defensa de elecciones internas lo llevaron a enfrentarse con la dirección del Frente Sandinista.
Esa rebeldía le costó caro: Lewites fue expulsado del partido justo cuando su liderazgo comenzaba a tomar fuerza. Entonces decidió continuar su carrera desde el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), donde rápidamente se convirtió en el rival más sólido de Ortega para las elecciones de 2006.
La advertencia que muchos hoy consideran profética
En una entrevista concedida a Carlos Fernando Chamorro, Lewites habló sin reservas sobre lo que, según él, Ortega haría una vez retornara al poder: desmantelar la institucionalidad y quedarse indefinidamente en la presidencia.
Su diagnóstico político fue directo y sin adornos. Para Lewites, el proyecto de Ortega no era democrático: era la construcción de un poder personalista sostenido por pactos, represión interna y control absoluto del Estado.
“Porque te estoy diciendo que el asalto el poder, Daniel, es ver cómo hace un gran fraude la elección y ese fraude comenzaría por eliminar a un contrincante, que sabe que le va a ganar entonces es decir si este contrincante que me va a ganar, yo lo elimino que yo tengo un porcentaje alto de ganar las elecciones”. Señaló en una entrevista, en el programa "Esta Semana" dirigido por el periodista Carlos Fernando Chamorro.
A la luz de los acontecimientos posteriores la reforma constitucional que eliminó límites a la reelección, el control de todas las instituciones, las confiscaciones, la represión y la instauración de un régimen autoritario sus palabras hoy resuenan con enorme precisión.
La muerte repentina que dejó un vacío y muchas dudas
El 2 de julio de 2006, apenas cuatro meses antes de las elecciones, Lewites murió repentinamente a los 66 años. Era, según analistas de la época, el opositor más fuerte de Ortega y la mayor amenaza para impedir su retorno al poder.
La versión oficial afirmó que falleció de un infarto. Sin embargo, la familia Lewites solicitó en varias ocasiones que la muerte fuese investigada, ante inconsistencias y presiones políticas del momento. La falta de autopsia una decisión tomada por su viuda dejó abierta una larga lista de dudas y teorías sobre lo que ocurrió en realidad.
Un legado silenciado, pero vigente
Con su muerte, el MRS perdió a su principal figura, y Daniel Ortega ganó el camino despejado para regresar a la presidencia en 2007, posición que nunca volvió a soltar.
Hoy, la advertencia de Lewites sigue circulando como un recordatorio de la deriva autoritaria que ya se gestaba dentro del sandinismo. Su voz honesta, frontal y sin miedo quedó grabada como uno de los pocos señalamientos hechos a tiempo contra un proyecto político que, desde su retorno al poder, ha mantenido a Nicaragua bajo un régimen cada vez más represivo.



