Grigsby confirma que no volverá a “Sin Fronteras” y expone purga interna en la propaganda sandinista

El histórico operador político William Grigsby, apartado de los micrófonos desde hace al menos tres meses, reapareció en Radio La Primerísima para confirmar que no regresará al programa “Sin Fronteras”, dejando al descubierto tensiones, reacomodos de poder y control absoluto dentro del aparato mediático del régimen.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

DaríoMedios Internacional

12/18/20252 min read

Una conversación transmitida en vivo por Radio "La Primerísima" dejó al descubierto una profunda crisis interna en uno de los principales medios de propaganda del Frente Sandinista. El veterano operador político William Grigsby, marginado de los micrófonos desde hace al menos tres meses, confirmó que no volverá al programa “Sin Fronteras”, espacio que durante años condujo y que fue clave en la maquinaria comunicacional del régimen.

El intercambio se dio con Tirsa Sáenz, jefa de prensa de la emisora y quien actualmente ejerce el control operativo del medio. Durante la conversación, Grigsby se mostró desafiante, rechazó retomar el programa y admitió que su rol como director de la radio es apenas ocasional, una señal clara de su pérdida de poder dentro de la estructura.

Tres meses de silencio y desplazamiento

Desde hace tres meses, Grigsby fue silenciado de facto, quedando fuera de la programación regular sin una explicación pública. Su ausencia coincidió con un reordenamiento interno impulsado desde la cúpula del régimen, donde la línea editorial y el control de los medios oficialistas responde de manera directa a Rosario Murillo.

Aunque durante décadas fue uno de los principales operadores ideológicos del sandinismo, Grigsby no logró adaptarse plenamente a la narrativa centrada en la figura de Murillo, lo que habría acelerado su relegación progresiva. En el actual esquema de poder, no hay espacio para matices ni protagonismos que no refuercen de forma explícita la codictadora.

El “patroncita”: una escena reveladora

El momento más simbólico de la entrevista llegó al cierre, cuando Grigsby llamó “patroncita” a Tirsa Sáenz antes de abandonar el programa. La frase, cargada de ironía y subordinación, dejó al descubierto las nuevas jerarquías internas y la forma en que el poder se ejerce dentro del aparato mediático sandinista.

Sáenz fue colocada al frente de la emisora por ser considerada una figura más estable y manejable, acorde con el control férreo que hoy impone Murillo sobre los medios de propaganda. Grigsby, en cambio, pasó de ser un operador central a una figura incómoda y prescindible.

La propaganda también purga a los suyos

El caso Grigsby evidencia que el régimen no solo persigue a voces críticas externas, sino que también depura y disciplina a sus propios operadores cuando dejan de ser funcionales. La propaganda sandinista, lejos de ser un espacio de poder compartido, opera bajo una lógica de obediencia absoluta y control vertical.

La negativa de Grigsby a regresar a Sin Fronteras marca el cierre simbólico de una etapa y confirma que, en el sandinismo actual, ni los leales históricos están a salvo de la purga interna.