Fantasmas del narcotráfico regresan al régimen sandinista tras presencia de buques de EE. UU. en el Caribe

La reciente presencia de naves de la Armada de Estados Unidos en el Caribe sur, bajo el pretexto de una operación antidrogas, ha reavivado los fantasmas del oscuro pasado del sandinismo y su relación con el narcotráfico, una conexión que Washington ha denunciado durante décadas.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

Darío Medios

8/25/20252 min read

La reciente presencia de naves de la Armada de Estados Unidos en el Caribe sur, bajo el pretexto de una operación antidrogas, ha reavivado los fantasmas del oscuro pasado del sandinismo y su relación con el narcotráfico, una conexión que Washington ha denunciado durante décadas.

El nexo con Noriega y el Cartel de Medellín

En 1985, Manuel Noriega, entonces líder de facto de Panamá y aliado del Cartel de Medellín de Pablo Escobar, visitó Managua. Fue recibido por Daniel Ortega y escoltado por Humberto Ortega. Aunque públicamente se habló de la “paz en Centroamérica”, los archivos históricos revelan que ese encuentro marcó un punto de convergencia entre las estructuras del narcotráfico y la revolución sandinista.

El propio Escobar mantenía estrechas relaciones con Noriega, quien facilitó asilo en Panamá a los capos perseguidos por Colombia. Poco después, Nicaragua se convirtió en un punto estratégico: un “almacén” y trampolín perfecto para la distribución de cocaína hacia México, Estados Unidos y Europa.

Una fotografía tomada por el piloto y exagente de la CIA, Barry Seal, se convirtió en prueba clave: mostraba al asesor sandinista Federico Vaunghan junto a Pablo Escobar cargando un avión con droga en un aeropuerto de Managua, custodiado por milicianos sandinistas. La imagen, presentada años más tarde por el presidente Ronald Reagan, selló la acusación de los vínculos del FSLN con el narcotráfico internacional.

La Dirección de Seguridad del Estado, el engranaje oculto

Vaunghan, hoy retirado y escritor, formaba parte de la Dirección General de Seguridad del Estado, uno de los organismos más temidos del sandinismo postrevolución. Dirigido por figuras como Tomás Borge, Hugo Torres, Lenin Cerna y apoyado por asesores cubanos y soviéticos como Renán Montero, ese aparato represivo operaba tanto en labores de persecución política como en la infiltración y negocios ilícitos.

En 1986, Reagan denunció públicamente al régimen de Managua: “Los sandinistas están vinculados con el narcotráfico internacional”, sentenció mientras mostraba la fotografía de Vaunghan. Tres años después, Estados Unidos lanzó la “Operación Causa Justa” para capturar a Noriega, quien terminó extraditado y condenado en una cárcel estadounidense por narcotráfico.

De Ortega a Maduro: el espejo de la historia

El recuerdo de Noriega no solo persigue al sandinismo. Hoy, con la presencia de buques estadounidenses en el Caribe, el régimen de Nicolás Maduro revive ese mismo temor. Washington acusa al mandatario venezolano de ser jefe del “Cartel de los Soles”, una red que involucra a militares venezolanos en el tráfico de cocaína.

Ortega, quien en los años ochenta fue cómplice en estas redes, ahora se encuentra en una posición de impotencia frente al poder militar estadounidense. El mismo delito que condenó a su antiguo aliado Noriega amenaza a su socio más cercano en la región: Maduro. Y el régimen sandinista, debilitado por purgas internas y aislamiento internacional, carece de la fuerza para enfrentar un desenlace similar.