Una reciente encuesta realizada por Hagamos Democracia confirma la percepción mayoritaria de que la dictadura Ortega-Murillo prepara una sucesión dinástica, con Laureano Ortega Murillo, hijo de la pareja, perfilándose como el heredero principal del poder en Nicaragua.

El estudio, enfocado en la percepción de la realidad política, social y económica del país, revela que el 98% de la población cree que el régimen se prepara para heredar el poder dentro del círculo familiar, consolidando así una dinastía política.

Entre los posibles sucesores, Laureano Ortega lidera la percepción popular con un 52.64% de apoyo, frente al 46.10% que considera que Rosario Murillo será quien concentre el poder tras la eventual muerte o incapacidad del dictador Daniel Ortega. Apenas un 1.26% de los encuestados no identificó a ninguno de los dos como opción.

Evidencia de pugnas internas por el poder

La encuesta pone en evidencia la pugna interna en el círculo del poder sandinista. Mientras Rosario Murillo, actual copresidenta, ha acumulado poder y visibilidad política, la preparación de Laureano Ortega, especialmente en el terreno internacional y económico, parece haber calado en la percepción ciudadana como el “inevitable sucesor”.

Los analistas señalan que las recientes reformas constitucionales impulsadas por el régimen buscan allanar el camino para la continuidad del control familiar en el país. Para muchos nicaragüenses, la pregunta ya no es si habrá o no sucesión dinástica, sino quién terminará imponiéndose en la disputa interna: la ambición de Murillo o la ascendente figura de su hijo Laureano.