La canasta básica en Nicaragua alcanzó un costo de 21,014.71 córdobas en junio de 2024, según datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide). Este aumento de 364.59 córdobas respecto al mes anterior refleja una tendencia al alza que ha estado presente a lo largo del año. En enero de 2024, la canasta básica costaba 19,855.77 córdobas, lo que significa que en solo seis meses ha subido 1,158.97 córdobas, presionando considerablemente el presupuesto de las familias nicaragüenses.

Los alimentos son la categoría con mayores aumentos, con un incremento mensual de 322.64 córdobas, situándose en 15,228.24 córdobas en junio. Este incremento impacta directamente en la capacidad de las familias para acceder a productos básicos como granos, carnes, lácteos, huevos, cereales y perecederos. Dentro de los perecederos, los productos con mayor alza son el tomate, que aumentó 98.84 córdobas por 14 libras de consumo promedio por familia, la cebolla, que subió 90.88 córdobas por 8 libras, y la papa, con un aumento significativo de 132.3 córdobas por 15 libras.

El aumento en productos del hogar también es notable, pasando de 3,598.94 córdobas en mayo a 3,622.75 córdobas en junio. Asimismo, el costo del vestuario experimentó un incremento, situándose en 2,163.72 córdobas en junio, frente a los 2,145.74 córdobas del mes anterior.

Ante esta situación, la Consultoría de Gestor al Consumidor (CGC) ha urgido la creación de planes para reducir los precios de los productos perecederos. La CGC sugiere al Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (MIFIC) y a la Empresa Nicaragüense de Alimentos Básicos (Enabas) la promoción de ferias que permitan a los productores vender directamente a los consumidores finales. Esta medida, según la CGC, ayudaría a eliminar a los intermediarios que inflan los precios y reduciría significativamente el costo de la canasta básica.

Marvin Pomares, director del Instituto Nicaragüense de Defensa del Consumidor (Indec), respalda la necesidad de sancionar a los especuladores y propone una revisión a la Ley de Concertación Tributaria para reducir impuestos a insumos agrícolas. Sin embargo, Pomares advierte que esta medida debe ir acompañada de la aplicación de las normas jurídicas vigentes para evitar que los intermediarios sigan aprovechándose de la situación.

Desafíos para las familias nicaragüenses

El impacto de estos incrementos se siente de manera aguda en los hogares nicaragüenses. “Jennifer”, profesora de una escuela de educación secundaria en Managua, ejemplifica esta realidad. A pesar de este ingreso y otros secundarios por consultorías, según explica, sigue siendo insuficiente para cubrir los productos esenciales de la canasta básica, y hasta pagar los servicios básicos de uso personal y del hogar. Con dos niñas y siendo madre soltera, ella describió a Darío Medios Internacional cómo su familia se ve obligada a ajustar su dieta desde hace varios años, priorizando alimentos más baratos y “masivos” como arroz y frijoles, y recurriendo a sopas instantáneas y crema en lugar de queso. La carne es una opción solo una o dos veces al mes.

Según un informe de Hagamos Democracia, un 86.8 % de las y los nicaragüenses no pueden cubrir el costo de la canasta básica, y un 87.3 % afirma que sus ingresos no les permiten cubrir todos sus gastos mensuales. Estos datos subrayan la disparidad entre los salarios y el costo de vida en el país.

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Fotografía de La Lupa

Disparidad entre salarios y costo de vida

El informe también destaca que, aunque los alimentos han aumentado entre un 26 % y un 146 % en los últimos seis años, el salario real ha disminuido más del 20 %. Esta disparidad impacta directamente en la calidad de vida de los ciudadanos nicaragüenses, que enfrentan dificultades crecientes para adquirir alimentos básicos y cubrir otros gastos esenciales.

El costo de la canasta básica en mayo de 2024 era de 20,560 córdobas, el más alto en 40 años. Este incremento se debe en parte al desajuste global provocado por la pandemia de COVID-19, que ha aumentado los precios y la inflación en todo el mundo. En Nicaragua, este fenómeno económico golpea particularmente fuerte, ya que el país es el segundo más pobre de América Latina, después de Haití.

Precariedad laboral y dependencia de remesas

La precariedad laboral es otro factor crítico. Según el informe de Hagamos Democracia, el 55.3 % de los nicaragüenses trabaja por cuenta propia, un aumento significativo que refleja la falta de empleos formales y la creciente dependencia de trabajos informales. Esta precariedad laboral afecta la capacidad de los ciudadanos para contribuir al sistema de seguridad social y exacerba la necesidad de migrar en busca de mejores oportunidades.

Las remesas se han convertido en un pilar fundamental para la economía nicaragüense. En el primer trimestre de 2024, las remesas ascendieron a 1,140.9 millones de dólares, pero ahora son esenciales para la subsistencia mensual de las familias. Jesús Tefel, director de Hagamos Democracia, señala que las remesas ya no son un ingreso adicional para gastos ocasionales, sino una necesidad para cubrir alimentos y otros gastos básicos.

Por otro lado, el deseo de migrar sigue siendo alto entre los nicaragüenses. El 61.4 % de los consultados en el informe de Hagamos Democracia expresó que migraría si tuviera la oportunidad, reflejando la desesperanza ante la situación económica y política del país. Desde 2018, más de un millón de nicaragüenses han dejado el país debido a la persecución política y la precariedad económica, buscando mejores condiciones de vida en el extranjero.

En conclusión, el aumento del costo de la canasta básica en Nicaragua es un reflejo de la compleja situación económica que enfrenta el país. Las medidas propuestas por organizaciones como la CGC y el Indec son un paso hacia la solución, pero requieren un enfoque integral que incluya la regulación de los intermediarios, la promoción de ferias directas y la revisión de políticas fiscales. La situación actual demanda una respuesta urgente y coordinada para aliviar la carga económica de las familias nicaragüenses y garantizar su acceso a productos básicos esenciales.