Edwin Castro: El Arquitecto Legal de la Dictadura Sandinista
La vocación legalista de Edwin Castro lo ha convertido en el representante legal del FSLN y una pieza clave en la arquitectura jurídica que sostiene a la dictadura. Es el jefe de la bancada sandinista y se le ve con frecuencia en reuniones junto a Gustavo Porras, revisando minuciosamente cada proyecto de ley que se aprueba.
ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA
Darío Medios
6/22/20253 min read


Poco antes de las siete de la mañana, un hombre de baja estatura se desliza por los pasillos aún vacíos de la Asamblea Nacional. Es la figura de Edwin Castro, hoy camina más pausado, pero su influencia sigue siendo tan dañina como décadas atrás. Su militancia ha sido puesta, sin vacilaciones, al servicio del sandinismo.
Nacido el 5 de enero de 1957, Edwin Castro llegó a un mundo marcado por la represión. Su padre era preso político del régimen de Somoza y, en la madrugada del 18 de mayo de 1960, fue ejecutado bajo la infame “ley fuga” por su supuesta implicación en el asesinato de Anastasio Somoza García.
Edwin Castro padre, Ausberto Narváez y Cornelio Silva fueron brutalmente masacrados por la guardia somocista. Con apenas tres años, Edwin Castro conoció de primera mano el horror de los presidios políticos y las ejecuciones, una paradoja cruel considerando su lealtad inquebrantable a un régimen que hoy día persigue, encarcela y, si es necesario, asesina a sus opositores.
Este antecedente, el de ser hijo de un fusilado, le valió un ascenso meteórico dentro de las filas sandinistas.A diferencia de muchos de sus compañeros que empuñaron fusiles, Castro forjó su camino en las aulas. Se graduó de ingeniero civil en Brasil y regresó a Nicaragua tras el triunfo sandinista en 1979.
Ocupó cargos administrativos como gerente general del Instituto Nicaragüense de la Pesca (INPESCA) y director de empresas estatales como Pesqueros Industriales Centroamericanos, SA (PICSA) y PESCASA en Bluefields.
Con el tiempo, profundizó sus conocimientos con una maestría en Derecho Constitucional, una ironía que se manifestaría con fuerza en su carrera política. Pues como aliado del régimen, forma parte de la estructura política que ha violentado todo el marco jurídico constitucional del país.
De la Academia a la Maquinaria Legislativa
La vocación legalista de Edwin Castro lo ha convertido en el representante legal del FSLN y una pieza clave en la arquitectura jurídica que sostiene a la dictadura. Es el jefe de la bancada sandinista y se le ve con frecuencia en reuniones junto a Gustavo Porras, revisando minuciosamente cada proyecto de ley que se aprueba.
Su influencia ha crecido, y ahora goza de mejores relaciones con Rosario Murillo que en el pasado, consolidándose como una figura con la venia de la cúpula gobernante. Sabe que enfrentarse a Murillo significaría su caída, como ha ocurrido con otros viejos militantes del Frente Sandinista.
El año 2018 marcó un punto de inflexión en la percepción pública de Castro. Ante el devastador incendio en la reserva Indio Maíz, arremetió contra los ambientalistas, tildándolos de “sinvergüenzas” y “ladrones”.


Antes que restringieran el acceso a medios de comunicación en la Asamblea Nacional, las cámaras solían captarlo dormido durante las sesiones.
Días después, el 12 de abril, un grupo de jóvenes protestó en la Universidad Centroamericana (UCA) –donde Castro impartía clases– y le devolvieron los epítetos, llamándolos “corrupto, ladrón y sinvergüenza”. La indignación pública creció, y el 27 de abril, la UCA decidió no renovar su contrato como profesor horario de Derecho Constitucional, una cátedra que impartió durante 17 años.
Su ejercicio docente en materia constitucional era, para muchos, una gran ironía, pues su labor en la práctica consistía en manosear la Constitución Política para favorecer al FSLN. Fue el principal promotor de las reformas constitucionales de 2013 y 2014, que consolidaron la reelección indefinida y sentaron las bases para la perpetuación en el poder.
Legalizador de lo arbitrario
Actualmente, Edwin Castro conforma la Comisión de Justicia y Asuntos Jurídicos y otras comisiones, todas al servicio del Frente Sandinista. Es el cerebro detrás de un sinnúmero de iniciativas, entre ellas la infame Ley que acabaron con la Constitución Política y la convirtieron en un manual de dictadura, así como un arsenal de leyes que legalizan lo arbitrario, desmantelando progresivamente el Estado de Derecho en Nicaragua.
En tiempos pasados, cuando el acceso a la Asamblea Nacional era irrestricto, las cámaras solían captarlo dormido durante las sesiones. Esto fue objeto de burlas y críticas por la facilidad con la que un diputado podía ganar más de cuatro mil dólares al mes.
Edwin Castro representa a esa estirpe de operadores políticos que, a diferencia de quienes actúan en detrimento del pueblo sin reconocer la magnitud del daño, son individuos totalmente formados para deformar el Estado de Derecho. Es el arquitecto de un marco legal que, lejos de proteger a los ciudadanos, sirve como el pilar fundamental de la dictadura sandinista.
