Ni los leales se salvan: diputada sandinista silenciada tras el arresto de su esposo
La detención del abogado Daniel Reyes puso en evidencia que la represión del régimen Ortega–Murillo ya no distingue lealtades: incluso una diputada sandinista fue obligada a guardar silencio mientras su esposo permanecía incomunicado.
ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA
DaríoMedios Internacional
12/5/20252 min read


La represión sandinista ya no distingue entre aliados y adversarios
La reciente excarcelación del abogado matagalpino Daniel Reyes, detenido en octubre junto a varios colegas, expone un patrón que confirma lo que diversas organizaciones han advertido: la represión del régimen Ortega–Murillo ha dejado de diferenciar militancia política o lealtad partidaria. Reyes fue arrestado durante una ola de detenciones y permaneció incomunicado durante semanas, según confirmaron fuentes cercanas a su familia.
Un caso que revela el quiebre interno dentro del sandinismo
El caso adquiere mayor relevancia por un detalle que el régimen intentó ocultar: Daniel Reyes es esposo de María Agustina Montenegro López, diputada sandinista, exvicealcaldesa de Matagalpa y actual integrante de dos comisiones legislativas en la Asamblea Nacional.
A pesar de su rol político, su trayectoria y su cercanía con la estructura del FSLN, ni ella ni su hija la fiscal auxiliar Adriana Reyes lograron obtener información sobre su paradero durante el tiempo que estuvo detenido.
Fuentes señalan que, lejos de recibir explicaciones, la familia fue sometida a presiones y advertencias para guardar silencio absoluto. La situación se agravó cuando Adriana Reyes fue retenida durante varias horas en una delegación policial únicamente por intentar preguntar por su padre.
Silencio forzado y control absoluto
Durante casi un mes, tanto la diputada Montenegro como su hija enfrentaron un cerco informativo impuesto desde las estructuras de seguridad del Estado. La orden era clara: no hablar, no preguntar, no insistir.
El episodio es una muestra del control hermético que el régimen ejerce incluso sobre sus propios operadores políticos, quienes no están exentos de represalias internas.
Excarcelado sin explicación y tras semanas de incomunicación
La liberación de Daniel Reyes, ocurrida sin comunicación oficial, deja más preguntas que respuestas. No se ha explicado el motivo de su arresto, las condiciones de su detención ni las razones detrás del silencio impuesto a su familia.
Para analistas, el mensaje es evidente: la maquinaria represiva del régimen actúa por encima de lealtades, cargos o vínculos partidarios, enviando una advertencia interna a cualquier funcionario que pueda resultar incómodo o que simplemente no esté bajo control absoluto.
Un reflejo del deterioro institucional
El caso de Reyes no solo expone el abuso de poder y la arbitrariedad del sistema policial del sandinismo, sino también la fragilidad de quienes, desde dentro del régimen, comienzan a experimentar la misma incertidumbre y desprotección que por años han sufrido los opositores.
La represión ya no es una herramienta para castigar disidencia:
es un mecanismo de intimidación interna, un recordatorio de que nadie ni siquiera los leales está seguro en un sistema donde el miedo es parte del manual de gobierno.



