La dictadura resucita su sueño frustrado de Tumarín y ahora lo negocia con una China en recesión
Aunque la dictadura asegura estar negociando activamente con las empresas chinas, no ha revelado montos, cronogramas ni garantías de ejecución para ninguno de los proyectos. El secretismo ha sido una constante en los tratos del régimen con sus aliados autoritarios.
ESCENARIO NACIONALNACIÓN
Darío Medios 6
5/13/20253 min read


En medio del deterioro económico que enfrenta China, la dictadura de Daniel Ortega vuelve a desempolvar viejas promesas incumplidas: los proyectos hidroeléctricos Tumarín y Mojolka, dos iniciativas que, pese a haber sido anunciadas en repetidas ocasiones desde hace décadas, siguen siendo poco más que propaganda.
Esta vez, el régimen sandinista asegura estar en “negociaciones” con las empresas estatales chinas China Huadian Corporation y PowerChina para reactivar ambos proyectos. La información fue difundida a través de los medios de propaganda oficialistas, en el contexto de una visita de alto nivel de una delegación nicaragüense a Pekín, encabezada por Laureano Ortega Murillo, hijo de los dictadores.
Tumarín, en particular, es un viejo anhelo de Ortega desde los años 80, cuando en su primer mandato como presidente prometía convertirlo en una fuente clave de generación energética. Décadas después, sigue siendo solo un proyecto sobre el papel.
En febrero de 2022, el régimen ya había intentado revivir Mojolka, ubicada en el río Tuma de Matagalpa, anunciando una inversión de 251.3 millones de dólares con participación de la empresa China Communications Construction Company (CCCC), otra estatal china. Sin embargo, desde entonces no se han reportado avances reales.
Promesas sobre promesas: la larga lista de proyectos sin ejecutar
Las hidroeléctricas forman parte de un paquete de proyectos que la dictadura firmó con empresas chinas en octubre de 2023, durante una visita en la que también se anunciaron megaproyectos como el Aeropuerto Internacional Punta Huete, el ferrocarril Managua-Masaya-Granada, la ampliación de varias carreteras, y la adquisición de más autobuses. De todos ellos, solo la compra de buses ha mostrado avances visibles.
A la ya extensa lista de compromisos no cumplidos, el pasado fin de semana se sumaron seis nuevas promesas. Entre ellas:
1. Un proyecto de “Conectividad Digital” con ZMJ/Huawei.
2. Instalación de plataformas logísticas en Corinto con CCSI.
3. Nuevos contratos con Yutong para autobuses y equipos de limpieza.
4. Un contrato con Poly Technologies para suministrar equipos al Ejército “para fortalecer la defensa de la soberanía y la paz”.
También se reportaron reuniones con empresas chinas estatales ligadas a infraestructura, energías renovables, y hasta ciberseguridad, como CEIEC, CCCC, CSCEC, y CAMCE, así como con la operadora móvil China Mobile y la aseguradora Sinosure.
Viejas fórmulas en un nuevo contexto internacional
Pese a los anuncios reiterados, la dictadura no ha proporcionado detalles concretos sobre el financiamiento, ejecución o cronograma de las supuestas nuevas fases de Tumarín y Mojolka, lo que refuerza la percepción de que se trata de una estrategia propagandística más que de proyectos viables.
Además, resulta contradictorio que Ortega intente impulsar estos planes en alianza con un socio como China, que atraviesa una desaceleración económica significativa, con una crisis inmobiliaria, alto desempleo juvenil y decrecimiento de la inversión extranjera.
Delegación oficial: operadores políticos y altos funcionarios
La comitiva enviada a China está encabezada por Laureano Ortega, y también incluye al canciller Valdrack Jaentschke, al presidente del Banco Central, Ovidio Reyes, al ministro de Transporte, Óscar Mojica, al inspector general del Ejército, general Marvin Corrales, y otros funcionarios de alto perfil del Inatec, Marena, el Ministerio de Hacienda y la embajada en China.
Según medios oficialistas, además de los proyectos hidroeléctricos, la delegación ha sostenido conversaciones para el desarrollo de proyectos mineros, bancarios, industriales y comerciales, todos bajo el mismo modelo opaco y sin garantías de transparencia.
Con esta nueva ofensiva diplomática, la dictadura Ortega Murillo intenta dar la apariencia de dinamismo y cooperación internacional, mientras el país sigue sumido en la represión, el aislamiento y una economía dependiente de promesas que nunca se concretan.

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