Dictadura profundiza con Rusia el espionaje como política de Estado
Bajo el pretexto de ciberseguridad, la dictadura Ortega-Murillo consolida su alianza con Rusia y convierte a Nicaragua en un enclave estratégico del espionaje ruso en América Latina.
ESCENARIO NACIONALNACIÓN
Darío Medios 6
4/22/20253 min read


La dictadura de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, continúa estrechando lazos con Rusia. Esta vez, mediante la visita oficial del secretario adjunto del Consejo de Seguridad ruso, Oleg Khramov, quien fue recibido en Managua para sostener reuniones con las instituciones clave del aparato represivo del régimen: el Ejército, la Policía, Telcor y el Ministerio del Interior, todas señaladas por la ONU como responsables de vigilancia ilegal, espionaje masivo y represión sistemática contra la ciudadanía.
Lejos de esconder el objetivo de estos encuentros, Murillo afirmó sin ambages: “Estamos trabajando, reunidos, viendo todos los aspectos de nuestra cooperación solidaria, complementaria, la cooperación para la seguridad, la paz y el bienestar de nuestros pueblos entre la federación de Rusia y nuestra Nicaragua”. Pero la retórica de “paz y bienestar” contrasta con las prácticas autoritarias que caracterizan a ambos regímenes.
Murillo, quien funge de voz y estratega política del orteguismo, confirmó que Khramov tendrá “dos días de trabajo” con los principales órganos del Estado policial nicaragüense, para abordar temas como “el enfoque de ciberseguridad y la capacitación de especialistas”, un tema que calificó como “tan urgente y tan actual”. Detrás de esa supuesta urgencia se esconde el fortalecimiento de una maquinaria de vigilancia al servicio de la represión.
“Los compañeros de Telcor, Ejército de Nicaragua, Policía Nacional, Ministerio del Interior y Cancillería trabajando todos los temas”, puntualizó la primera dama devenida en copresidenta, dejando claro que no hay separación entre instituciones del Estado y la lógica del poder dictatorial.
Nicaragua: bastión del espionaje ruso en América Latina
Esta visita ocurre mientras crecen las alertas internacionales sobre el uso del territorio nicaragüense como plataforma de espionaje ruso en el continente. Un informe publicado en octubre de 2024 por el Instituto Jack D. Gordon de Políticas Públicas de la Universidad Internacional de Florida (FIU) reveló que Nicaragua alberga “el centro más visible de la vigilancia rusa” en América Latina: una base de inteligencia ubicada en el cerro Mokorón, en Managua.
Desde este centro, según el estudio, Moscú intenta interceptar comunicaciones clasificadas entre Estados Unidos y la OTAN. No se trata de una mera sospecha: “Lo que llama la atención del centro es que el edificio es propiedad oficial del Ministerio del Interior ruso, con privilegios especiales para operar en el país”, se lee en el informe, elaborado por el experto en seguridad nacional Douglas Farah. "El centro figura como una extensión de la embajada rusa. Oficiales rusos controlan el acceso a las instalaciones".
El documento advierte que Nicaragua se ha convertido en una pieza clave del entramado de inteligencia rusa, no solo por afinidad ideológica, sino por la completa sumisión del régimen de Ortega a los intereses del Kremlin. “Nicaragua es el centro más visible de la vigilancia rusa debido al apoyo incondicional del régimen de Ortega a Putin ya los vínculos históricos con la antigua Unión Soviética”, indica el informe.
Represión local y espionaje internacional
El centro de Mokorón, operado por la temida Dirección de Inteligencia y Contrainteligencia Militar del régimen —conocida como Unidad 502—, recopila información de ocho estaciones de escucha electrónica en Nicaragua. Solo los funcionarios rusos tienen acceso autorizado a los datos allí almacenados, lo que da cuenta del nivel de injerencia extranjera permitido por el orteguismo.
Desde su puesta en marcha en 2017, la base ha sido ampliada y su capacidad de espionaje mejorada. Las implicaciones son graves: “Esta capacidad ha sido clave para permitir al régimen de Ortega identificar y eliminar a presuntos opositores al régimen, al tiempo que intentaba penetrar constantemente en las comunicaciones clasificadas de Estados Unidos y la OTAN”, alerta el informe de FIU.
Mientras tanto, el régimen sigue vendiendo esta colaboración como un ejemplo de “cooperación solidaria”. Lo que se perfila en realidad es un pacto entre autocracias que refuerzan su poder mediante la represión interna y el espionaje internacional, a espaldas de los pueblos que dicen representar.
