Dictadura felicita al Papa León XIV mientras criminalizan la fe en Nicaragua

El régimen pide “paz y concordia” al nuevo Papa, pero mantiene asedio contra la Iglesia católica en Nicaragua.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

Darío Medios 6

5/9/20252 min read

En una muestra más de su retórica contradictoria, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo envió este viernes un mensaje de saludo al recién electo Papa León XIV, en el que le piden promover la “paz, el encuentro y la concordia”.

El gesto diplomático, sin embargo, choca de frente con la realidad que enfrenta la Iglesia católica en Nicaragua: una institución perseguida, silenciada y criminalizada por el mismo régimen que ahora invoca esos valores.

Desde Managua, Ortega y Murillo felicitaron al nuevo pontífice “desde esta Nicaragua cristiana, socialista, solidaria, y siempre bendita y libre”, una frase que contrasta con los hechos recientes, donde decenas de religiosos han sido encarcelados, desterrados o forzados al exilio, y las organizaciones católicas han sido blanco de confiscaciones y cancelaciones arbitrarias.

En el mensaje, cargado de formalismo y cinismo, la dictadura sostiene que esperan que el Papa contribuya “a promover la paz, el diálogo, la concordia y los valores que la familia humana tanto necesita”. Pero en el contexto nicaragüense, donde la misa se celebra bajo vigilancia y la sotana se ha convertido en sospecha, esas palabras suenan vacías, casi provocadoras.

Un historial de hostilidad hacia el Vaticano

El saludo al Papa León XIV representa apenas el segundo gesto diplomático del régimen hacia la Santa Sede tras la muerte de Francisco. Durante su pontificado, Jorge Mario Bergoglio fue blanco de duras críticas por parte del oficialismo.

La relación tocó fondo cuando, tras calificar de “grosera dictadura” al gobierno de Ortega en una entrevista con el medio argentino Infobae, el papa Francisco fue respondido con la ruptura de relaciones diplomáticas. El régimen expulsó al Encargado de Negocios de la Nunciatura, Monseñor Marcel Diouf, en marzo de 2023.

La agresividad de la dictadura hacia la Iglesia católica se ha intensificado desde las protestas cívicas de 2018, cuando numerosos religiosos se posicionaron en defensa de los derechos humanos y acompañaron a las víctimas de la represión estatal.

Desde entonces, el obispo Rolando Álvarez fue condenado a 26 años de prisión antes de ser desterrado, más de una decena de sacerdotes fueron encarcelados, y otros tantos, expulsados. Congregaciones completas han sido disueltas y sus bienes, confiscados.

Concordia afuera, persecución adentro

A pesar de que en su mensaje a Roma Ortega y Murillo se presentan como promotores del diálogo, su aparato de propaganda ha mantenido una campaña sistemática de odio contra el clero. Murillo ha llegado a tildar públicamente a los sacerdotes de “terroristas”, “golpistas” y “demonios con sotana”, reforzando una narrativa que criminaliza la fe y castiga el pensamiento crítico.

Mientras el Vaticano da la bienvenida a una nueva etapa bajo León XIV, en Nicaragua la Iglesia católica resiste bajo asedio. El régimen que pide concordia en el exterior, en casa prohíbe la oración libre, vigila los templos y convierte la pastoral en delito.

El saludo al Papa, más que un gesto de buena voluntad, es un ejercicio de cinismo político: pedir afuera lo que niegan adentro.